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Raimundo Fitero

Condón

 

Ya conocemos un nuevo uso para el condón: introducir una cámara minúscula en una cárcel para grabar a un preso preventivo de mucha alcurnia política: Luis Bárcenas. Sin entrar en detalles, lo del condón como cobertura de una cámara es una buena metáfora descriptiva del periodismo, pero es una trola más dentro de la gran trola en la que se mueve todo aquello que tenga que ver con las cloacas del poder y sus aledaños. La banda de troleros y truhanes tiene agujerado todo el sistema democrático y no hay nada más que condones sin usar con los que han introducido todos los virus en el sistema democrático y social de derecho que se resquebraja.

La orden de busca y captura de unos laureados torturadores del franquismo y la transición se convierte en un buen señuelo. Con ingenuidad todos aquellos que han estado mirando hacia otro lado durante los últimos treinta años para no enterarse de las torturas que se estaban practicando en comisarías y cuartelillos cercanas a sus casas, ahora despiertan de su acomodado sueño de consumismo y bienestar para el olvido y se ponen campanudos. Está bien, pero a los señalados por la jueza argentina y otras decenas más, se les conocía de manera muy detallada. Si el juez prevaricador hubiera querido los tenía muy a mano para enjuiciarlos, junto a los alumnos y herederos de la metodología antigua más los nuevos sistemas tecnológicos para hacer más efectivos los interrogatorios.

Existió un tiempo no tan lejano en el que todavía se practicaba un periodismo de contenido social y político, descaradamente colocado frente a todos los abusos de los poderes con vocación de participar directamente en la mejora general. Eso se ha perdido por los desagües de la corrupción conceptual de la democracia destartalada y del periodismo gacetillero y de confesionario o secretariado general. Ahora dependemos de un condón para hacer diez minutos de televisión amarillenta con unas imágenes que no sabemos si sirven a unos, a otros o a todos. Pero que las consumimos con la misma atención morbosa que unas escenas porno supuestamente pilladas. Y de hecho es lo que son, una falsa pillada política porno para sacar del talego al ex-tesorero.