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Ahora les toca a los rebeldes limpiar su casa

Dabid LAZKANOITURBURU

Conjurado, por lo menos a corto plazo, el riesgo de un ataque occidental contra el Gobierno de Damasco, los enfrentamientos armados entre una de las sucursales de Al Qaeda en Siria (Ejército Islámico de Irak y del Levante) y el rebelde Ejército Sirio Libre en la frontera con Turquía apuntan a una nueva fase en la reformulación de la crisis siria.

Aunque por motivos opuestos, ni a Rusia ni a EEUU les interesaba en modo alguno y en estos momentos una intervención militar directa de Occidente, ya que conllevaba el riesgo de desencadenar una serie de consecuencias indeseadas en el escenario sirio. De ahí que consensuaran, cada uno desde su papel (Washington amenazador, Moscú desde su complicidad con Damasco), una solución de compromiso con la propuesta de desarme químico unilateral del Ejército sirio.

Recompuesto el plano exterior (Turquía y Arabia Saudí no han tenido otra que tragarse el sapo), ahora es el turno de los ajustes de cuentas interiores.

Porque, más allá de retóricas, el mensaje de Obama es claro: su línea roja no son las armas químicas sino el riesgo de que la rebelión armada siria termine por convertirse en un frente, el del Levante, del yihadismo en su guerra total.

Y los rebeldes del Ejército Sirio Libre y la oposición en el exilio lo han captado. Hasta el punto de que asistimos en los últimos días a lo que puede ser el inicio de un ajuste de cuentas en el seno de la rebelión armada contra los grupos que, al calor de la revuelta y de la represión de Damasco, han levantado con creciente éxito la bandera negra de la yihad convirtiendo a Siria en un nuevo Afganistán o Irak para miles de combatientes extranjeros.

Pero los rebeldes sirios van listos si creen que con ello se ganarán el favor de EEUU. Todo apunta a que el plan es otro. Washington y Moscú siguen implicados en organizar una conferencia internacional para buscar una salida negociada para la crisis siria que deje intactos sus intereses geoestratégicos recíprocos.

Obama exige que la oposición política y armada siria haga los deberes, pero para llevarla a la mesa de las negociaciones de Ginebra. Para ello, le conviene que limpie antes su casa. Su jaula de grillos.

Putin busca que, con su desarme químico y sus crecientes éxitos militares, Damasco se siente en Ginebra en posición de fuerza: militar y política.

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