Joseba Permach Responsable Institucional de Sortu
Pacto fiscal PNV-PSE: música diferente, pero la misma letra de siempre
El pacto PNV-PSE no responde a las necesidades actuales de la sociedad vasca en la actual situación socioeconómica, afirma tajante el responsable institucional de Sortu, para quien la soberanía se presenta como la única solución real. Es más, tras desmenuzar de forma crítica los contenidos del acuerdo, Permach concluye que lo que el pueblo vasco está demandando es «abandonar las políticas y acuerdos del pasado y bogar y remar todas y todos juntos hacia la soberanía».
Aunque nos parezca una eternidad, solo han pasado dos años desde las elecciones municipales y forales. En ellas solo Bildu y Aralar llevaban en su programa electoral la necesidad de una reforma fiscal. Ello era lógico, puesto que las fuerzas políticas que acaban de presentarnos el nuevo acuerdo fiscal (PNV y PSE) habían pactado muy poco antes con H1 la desaparición del Impuesto sobre el Patrimonio, la disminución del tipo del Impuesto de Sociedades, etc. Esta decisión de «disminuir los impuestos a quien más tiene» la tomaron el PNV y el PSE un año después de la caída de Lehman Brothers, en plena crisis financiera internacional, iniciado el proceso de recesión y abriendo la puerta de par en par a un déficit público que ha acarreado numerosos recortes. ¡Qué grandes gestores!, que diría aquel.
Hay quien dirá, sin embargo, que nadie podía imaginarse en 2009 que la crisis iba a durar cinco años. En política y en economía, cinco años son muchos, máxime en medio de una crisis sistémica. Tampoco le faltaría razón, pero resulta que no hay que ir cinco años atrás, sino solo un año, casi en plena campaña electoral, para recordar una frase utilizada el 22 de agosto del pasado 2012 por el entonces candidato del PNV y hoy lehendakari, Iñigo Urkullu: «Decir que paguen más los que más tienen es demagogia».
Pues bien, el recientemente presentado acuerdo fiscal entre el PNV y el PSE dice textualmente que uno de los objetivos de la reforma es «que pague más el que más tiene». Aunque dicha frase a Urkullu le parezca demagógica, a nosotros no nos parece demagogia alguna y, al contrario, es lo que está intentando hacer EH Bildu desde que está gobernando tanto en la Diputación de Gipuzkoa como en más de cien municipios. Para nosotros no es demagogia porque creemos en el sector público y los servicios públicos, porque no queremos ni recortar ni privatizar, y para ello es necesario incrementar la recaudación subiendo impuestos. ¿Cómo? Haciendo que pague más el que más tiene, y el mejor ejemplo o el más gráfico es el Impuesto de Grandes Fortunas, que viene a sustituir al Impuesto de Patrimonio que ellos mismos hicieron desaparecer en 2009. La progresividad no es demagogia, es justicia social y es apostar por la equidad y la igualdad.
Lo que es demagogia es decir a la entrada del documento que se pretende hacer pagar más a los que más tienen cuando luego, al leer el contenido, se da uno cuenta de que no es cierto, que es falso, que dicha entrada, ahora sí, es pura demagogia, una nueva mentira. Porque después de llevar semanas filtrando que el acuerdo iba a acercarse a las posiciones de EH Bildu en Gipuzkoa (por cierto, criticadas visceralmente por el PNV en Juntas Generales de Gipuzkoa) la lectura del documento y sus propuestas suponen un auténtico chasco para todo aquel que pudiera estar esperando «algún brote verde» de justicia fiscal en la propuesta del PNV y el PSE.
Dicen que en el IRPF se equiparan a Gipuzkoa. Lo único cierto es que se equiparan en rentas de trabajo. Pero a partir de ahí cualquiera puede observar que falta todo lo siguiente para «equipararse con Gipuzkoa»: las rentas de capital seguirán pagando menos en su propuesta, en el Impuesto de Sociedades se sigue manteniendo una maraña de deducciones, en sucesiones (herencias) tampoco llegan a lo existente en Gipuzkoa, tampoco habrá, por supuesto, impuesto de grandes fortunas, y el documento ni menciona los impuestos locales, por ejemplo para gravar viviendas vacías o el impuesto de actividades económicas. Muchos ejemplos y demasiadas palabras como rentas de «capital, sociedades, herencias, viviendas vacías o grandes fortunas», que de forma gráfica nos demuestran en qué temas no han querido equipararse con Gipuzkoa.
Es decir, el peso de las cargas fiscales seguirá recayendo principalmente sobre los trabajadores y trabajadoras. Y para terminar, y siguiendo con las palabras, resulta curioso que de la «interconexión» de datos tan reclamada por el PSE al ahora mencionado «intercambio» de datos, mucho nos tememos que también hay una diferencia sustancial. Ya se sabe que el fraude fiscal no lo hacen todos por igual y que no todos los partidos tienen la misma voluntad y determinación al respecto. En definitiva, que el acuerdo fiscal es un auténtico bluf en el que Patxi López ha puesto la música pero la larga mano de la derecha ha escrito una vez más la partitura. Y, por cierto, de la falta de soberanía fiscal, del IVA o de los impuestos especiales ni pío, ni en música ni en letra.
No quisiera terminar sin hacer mención a otros aspectos del acuerdo más allá de los temas fiscales. Una parte dedicada a la creación de empleo donde diferentes planes son descritos sin especificación ni cuantificación alguna, una lista de obras (compuesta en su mayoría por ayuntamientos gobernados por el PSE) que debería ruborizar a cualquiera, y finalmente menciones e intenciones sobre la Ley municipal, la LTH y las duplicidades, cómo no, entre las administraciones vascas. ¡Ya podían hablar de otras duplicidades y quitar algo tan costoso y tan cansino como el delegado del Gobierno! Pero no, esto no aparece. El texto oculta que Euskal Herria no tiene soberanía, que no podemos decidir y que hoy las políticas económicas que nos están arruinando como pueblo y que están llevando a miles de personas al paro y la pobreza se deciden en Madrid. El texto no habla de la reforma laboral, no habla de la reforma de las pensiones ni de la reforma que pretende acabar con los servicios públicos de los ayuntamientos... No habla de todo eso porque hablar de ello supondría tener que hablar de soberanía, de lo que está pasando en Catalunya, de Escocia o de Quebec.
Nosotros somos tajantes a la hora de criticar un acuerdo fiscal que no está a la altura de lo que la grave situación de crisis exige, pero también somos conscientes de que este país no puede, hoy por hoy, decidir la gran mayoría de las políticas que son necesarias para dar la vuelta a la situación económica. No tenemos soberanía y esto es un lastre para unos y para otros, independientemente de nuestras pociones en materia fiscal. Somos diferentes y lo seguiremos siendo, pero el país necesita acuerdos de país y seriedad, el acuerdo del PNV-PSE tiene mucho de necesidades propias y carece de seriedad, aunque Patxi López se lleve el bolígrafo a su larga marcha hacia la Moncloa.
Euskal Herria necesita empezar a construir una vía propia hacia la soberanía y también desde Lakua, Ajuria Enea o el Parlamento de Gasteiz se puede remar en una nueva dirección. La sociedad vasca no tiene hueco en su corazón para un acuerdo que no es más que más de lo mismo. Nuestro pueblo pide abandonar las políticas y acuerdos del pasado y bogar y remar todas y todos juntos hacia la soberanía. Lo demás, les guste o no, es perder el tiempo, retrasar lo inevitable. Nosotros estamos dispuestos a emprender el camino desde ya.