Maite Soroa | msoroa@gara.net
Mentalidad abierta
Aitor y Amaia Merino pedían hace unos días que su trabajo «Asier ETA biok», proyectado en el Zinemaldia, fuera observado con mentalidad abierta, pues con él pretenden tender puentes, «salir de estereotipos», del «blanco y negro»... Apelan a la razón, vaya. Con algunos, sin embargo, es en balde. Precisamente «La Razón» evidenciaba este domingo que lo de la mentalidad abierta no es su fuerte. El diario de Planeta llevaba a su portada un fotograma de la película con el siguiente titular: «Los amigos de ETA se cuelan en el Festival de San Sebastián». La verdad es que teniendo en cuenta el criterio tan laxo que utilizan para definir a los «amigos de ETA» a Oliver Stone más le valdría andarse con cuidado. ¿Que soy una exagerada? Ya, lean este puntazo de las sección de Opinión y me cuentan: «El cine vuelve a meter el dedo en el ojo de las víctimas del terrorismo con una película, `Asier y yo', en el Festival de San Sebastián, en la que el protagonista es un tipo que dice abiertamente que hace suyos todos los asesinatos de ETA. El padre del insulto es Aitor Merino, actor y director de la cinta, que pone al mismo nivel a la Guardia Civil y a los terroristas, con esa típica equidistancia de los cobardes y de los que pretenden blanquear casi 900 asesinatos. La Fiscalía debe analizar si Merino hace apología de ETA». ¿Qué me dicen? Lo raro es que Urquijo no haya saltado todavía.
Ya en páginas interiores, Alfonso Merlos afirmaba que «la sociedad vasca no ha hecho la transición desde un régimen de opresión a otro de libertades. Hay complejos, miedo, cobardía a sentenciar -alto y claro- que no hay ninguna obra artística cuyo objetivo deba ser argumentar vilmente el sufrimiento de quienes han caído defendiendo una sociedad abierta». No deja de ser cierto que la sociedad vasca no ha hecho la transición desde un régimen de opresión a otro de libertades, que sigue reivindi- cando, pero el niño bonito de la fachenda se refiere a otra cosa. Con un ánimo propio de quien ha desayunado garbanzos, Merlos concluía diciendo que «si para presentar alegatos proetarras ha quedado el Festival de Cine de San Sebastián, el certamen no merece sino el más estruendoso, firme y hondo de nuestros desprecios». Seguro que los responsables de Zinemaldia están desolados... En fin, hay quienes solo tienen abiertas las carteras.