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Muerte, amor caníbal y secretos de familia en la Sección Oficial

«Caníbal», del almeriense Manuel Martín Cuenca, era uno de los títulos más esperados de la Sección Oficial. Abrió ayer la jornada a concurso con «Caníbal», la disección de un asesino múltiple que mata mujeres, se las come y, a pesar de todo, se enamora. La segunda cinta a competición, «Oktober November», trajo a Donostia el intento frustrado de la búsqueda de la felicidad y de las raíces a través de la historia de dos hermanas con vidas totalmente opuestas.

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A.E.-A.K. | DONOSTIA

La escena en la que Antonio de la Torre se come un solomillo de una de sus víctimas, rodada con toda frialdad, posiblemente es una de esas que no deja frío a nadie. El actor, alejado de sus personajes de vis cómica, se viste el personaje de un atildado sastre, en realidad un asesino en serie, con todos los ingredientes del género (madre castradora, componente religioso...) y que se come a las mujeres por las que siente deseo sexual. Todo ello rodado con mucha frialdad, en una Granada en pleno invierno. En el camino se le cruzan dos hermanas, interpretadas ambas por la estupenda actriz rumana Olimpia Melinte... y el sastre tiene sentimientos, porque «Caníbal» es «la historia de por qué el Mal, Lucifer, se enamora», según su director.

Considerado uno de los realizadores estatales punteros en experimentación narrativa, el almeriense ha regresado a la Sección Oficial (en 2005 presentó «Malas temporadas») y a sus raíces con una historia en la que no se ofrece ninguna pista sobre la única verdad que conoce el espectador antes de sentarse en la butaca: que su protagonista come carne humana. «Sin hacer psicologismos», se ha planteado retratar «la presencia del mal en estado puro en una persona, algo que nos podía pasar a cualquiera de nosotros».

Rodada e interpretada de forma contenida, sin aspavientos ni derroches, contrasta lo expresivo en la vida real de su protagonista con el personaje que lleva a la pantalla. A ese «demonio», un sastre de provincias con dificultad para empatizar, Antonio de la Torre lo ha trabajado sin juzgarlo, dijo, y llegando a él a través de lo que hace, de su profesión. «Con los años, he aprendido que un actor es una herramienta al servicio de contar una historia, que tienes que hacer lo que tienes que hacer en cada momento y que la suma de eso es lo que te dará el personaje».

En busca de algo

La segunda película a competición, «Oktober November», llegó de la mano de Götz Spielmann. Con un ritmo bastante pausado y lento, el cineasta austríaco relata la frustrada vida de dos hermanas que no terminan de encontrar la felicidad y de encajar en su propio entorno. Sonja (Nora von Waldstätten) y Verena (Ursula Strauss) tienen dos vidas totalmente diferentes. La primera es una afamada actriz afincada en Berlín, mientras que la segunda convive con su marido, su hijo y su padre enfermo en un antiguo hotel familiar entre las montañas. La enfermedad del padre hará que las vidas de las dos hermanas vuelvan a encontrarse. Para contarlo, Spielmann emplea un lenguaje poético y emocional, y hace uso frecuente de la figura de la muerte.

El deceso del padre será lo que realmente «disuelva a las dos hermanas en otra profundidad», dijo el director, quien invita al espectador «a vivir ese momento junto a ellas». Como telón de fondo, un triángulo de infidelidades que sacarán a la luz un gran secreto que guardaba la madre anteriormente fallecida.

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