Para poder hacer cosas, crear, hay que arriesgarse y hacerlas, dejar de lado el miedo paralizante y estar preparados para el fracaso, el error, y continuar ensayando y aprendiendo. Este parece ser el mantra de la 61 edición de Zinemaldia. Saquen sus propias conclusiones, pero en peores plazas hemos bailado, trabajado y vivido. Todd Haynes, el flamante presidente del jurado de la Sección Oficial, no habla sin embargo en términos de éxito o fracaso. El realizador de los Ángeles y autor de «Velvet Goldmine» juega, más bien, con conceptos vitales que apuestan por la creatividad surgida de la oposición ante las injusticias y las imposiciones políticas y sociales. Él y los que le rodeaban supieron hacerlo en su momento, viendo como una sociedad patriarcal y heteronormativa ahogaba las vidas y «sueños» de una importante parte de las gentes de EEUU. El y muchos otros, aprovecharon aquellos momentos de «rabia», de tener que verse sumergidos en la clandestinidad, para crear artefactos como «Superstar: The Karen Carpenter story» (1987) que recreaba la historia de la cantante estadounidense Karen Carpenter y su lucha contra la anorexia, la enfermedad que provocaría su muerte en 1983. Un jovencísimo Haynes se pasó meses creando un mundo a medida para sus barbies en el que entremezclaba fragmentos de imágenes de la época y daba vida a las muñecas, incluido Ken. El resultado es impactante además de extraordinario pero la familia Carpenter hizo todo lo posible por quitarlo de en medio. Haynes siguió arriesgándose y hoy es el día que aún cree que «hay que oponerse».