Aitor Mendizabal tuvo la capacidad de dar un paso adelante en el único momento de dificultad que pasó en todo el partido -se vio 5-2 por detrás en el marcador- y esa valentía para ir a buscar la pelota le permitió superar la primera de las dos previas que tendrá que superar -la siguiente será ante Joseba Ezkurdia en una plaza a determinar- si quiere estar, por segundo año consecutivo, en el Cuatro y Medio de primera.

Por contra, Aritz Lasa volverá a quedarse fuera de un campeonato en el que en 2009 tuvo contra las cuerdas a todo un Oinatz Bengoetxea en octavos de final. Sin embargo, el Aritz Lasa que ayer saltó al Astelena estuvo a años luz del que tanto bregó en el Labrit hace cuatro años. Al contrario que a Aitor Mendizabal, la presión atenazó al de Urretxu, pálido desde el primer pelotazo que, en ningún momento supo cómo hacer frente a un rival con mucho menos poder en el peloteo.

Lasa, bloqueado

Con su contrato a punto de terminar en apenas tres meses, esta especie de examen pilló al de Urretxu en un momento especialmente complicado, sin tiempo para prepararlo y se bloqueó en cuanto su compañero de coche camino a muchos entrenamientos decidió pasar al ataque y consiguió llevar el partido al terreno que más le convenía, cerca del frontis.

Y es que, las únicas ventajas del colorado ayer en la Catedral llegaron cuando el urretxuarra acertó a jugarle largo y arrimarle la pelota al pelotari del otro lado del puerto de Deskarga.

Sin embargo, pronto entendió Aitor Mendizabal que sus opciones pasaban por arriesgar en el remate, por mucho que en los primeros tantos a sus ganchos de izquierda parecieran faltarle algo de fuerza.

Dos saques totalmente restables -uno de ellos al ancho- permitieron a Mendizabal empatar el partido y un parcial de 8-0 lo utilizó para decantarlo totalmente a su favor, ante la falta de ideas de su oponente.

Mientras el de Antzuola anduvo certero con su remates, buscando los ángulos y moviendo una y otra vez a su oponente, Aritz Lasa se vio incapaz de superar la defensa de Mendizabal III, incluso con pelotas francas. Pese a dos pequeños arreones, el de Urretxu también tuvo una gran laguna en el resto, por lo que sus opciones fueron nulas.