Joaquim Purito Rodríguez ganó por segunda vez en su carrera el Giro de Lombardía, una de las cinco grandes clásicas del calendario ciclista, disputada ayer al norte de Italia. El corredor del equipo Katusha, que se impuso en 2012, llegó en solitario a la meta de Lecco bajo una intensa lluvia, con 17 segundos de ventaja sobre el murciano Alejandro Valverde (Movistar), al término de 242 km de una carrera que comenzó en Bérgamo.

El catalán atacó en el mismo lugar que hace un año, a diez km de la meta. «No era fácil, porque todo el mundo sabía que quería ganar», declaró Rodríguez, de 34 años. Tras el catalán y el murciano, plata y bronce en el Mundial de Florencia, entró en la meta, en tercera posición, el polaco Rafal Majka.

Una oportuna victoria que llega como consuelo para Rodríguez tras la decepción sufrida hace una semana en el Mundial en ruta, donde quedó segundo por detrás del portugués Rui Costa, cuando lo tenía todo para conquistar el maillot arco iris, pero Valverde no colaboró.

Rui Costa, que estrenó el jersey arco iris, trabajó a destajo en Lombardía a modo de agradecimiento a su jefe de filas. «Es mejor mirar hacia delante, si no es imposible avanzar», comentó Rodríguez tras ganar en Lecco sobre su polémica con Valverde. La sonrisa de Purito ayer contrastaba con las lágrimas vertidas en el podio de Florencia.

Rodríguez tampoco quiso criticar el hecho de que Valverde liderara su caza en los últimos kilómetros en Lombardía: «Es lógico, para él esta también es una carrera importante», dijo.

«Esta semana, he pensado a menudo en ese momento», admitió el escalador catalán, cuya regularidad y constancia -fue tercero en el Tour por primera vez en su carrera y segundo en la Lieja-Bastoña-Lieja y en el Mundial- le llevarán a acabar el año, otra vez, como número 1 de la clasificación mundial de la Unión Ciclista Internacional a falta del el Tour de Beijing, a disputar del 11 al 15 de octubre.

La carrera estuvo marcada por la escapada del francés Thomas Voeckler, que lanzó un ataque a 62 kilómetros de la meta y solo fue cazado a falta de 10, en la subida a Villa Vergano.

«Espectacular. Tenía muchísimas ganas de volver a ganar, y sobre todo de esta forma, arrancando con muchísima fuerza al final y llegando solo», añadió el corredor del Katusha. El italiano Vincenzo Nibali, otro de los favoritos, abandonó a unos 100 km de la meta por una caída.