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IPURUA

Escaso premio para otro esfuerzo descomunal

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EIBAR 0

ALCORCÓN 0

Amaia U. LASAGABASTER

Tarde de sudores en Ipurua, donde solo se libró el encargado del marcador. Sudaron los delanteros, que generaron numerosas ocasiones; porteros y defensas, que tuvieron que multiplicarse para mantener su portería a cero; los centrocampistas, en un partido que durante muchas fases tomó forma de vendaval; y sudaron los aficionados, entre sustos y goles que parecieron pero no fueron. Pero sobre todo sudó el Eibar, que se dio una paliza descomunal pero que, pese a hacer todos sus deberes como el mejor alumno de la clase, no solo se quedó sin sobresaliente, sino que se tuvo que conformar con el cinco raspado.

Todo por culpa del gol, que no quiso asistir a Ipurua. Y no es fácil enviar tantas invitaciones como las de ayer. Por parte del Eibar, pero también por parte del Alcorcón, que metió miedo a la contra, aunque fue dando por bueno el punto según avanzaron los minutos.

Suya fue la primera ocasión clara, un precioso derechazo de Nagore que se estrelló en el larguero. Juli y Christian Alfonso probaron después. Pero se encontraron con un rival que no solo no se asustó, sino que, redimiéndose de todos los pecados que pudiera haber cometido una semana antes en El Molinón, realizó un perfecto ejercicio de concentración. Pero también de ambición e incluso de juego. Un cabezazo de Eizmendi abrió fuego y Jota, Arruabarrena o Dani García se sumaron a la larga lista de ocasiones.

Que aumentó, cuantitativa y cualitativamente tras el descanso. Salieron enrabietados los armeros, ahogando al Alcorcón. Hasta pareció que hacían justicia, con una bonita jugada de Lillo, Arruabarrena y Eizmendi en la que todo Ipurua cantó gol pero que Dani Giménez frustró sobre la misma línea. Jota, Yuri o Arruabarrena también probaron y, tras unos minutos de respiro, en los que los madrileños parecieron llevarse al agua en su intento de ralentizar el partido, el Eibar volvió a rearmarse para acosar la portería visitante hasta el pitido final. De nuevo con peligro constante, de nuevo sin gol.

 

 

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