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Maite Soroa | msoroa@gara.net

Alicia en el país del PP

Alicia Sánchez-Camacho, secretaria general del PP de Catalunya, se ha hecho independentista y aquí no nos habíamos enterado. Pero sí la caverna mediática, que ayer le daba un buen repaso.

Para «Libertaddigital», la propuesta de Sánchez-Camacho es una rendición en toda regla, y así lo decía en su editorial: «ha pedido que para `enfrentarse' al desafío lanzado por Mas desde la Generalidad lo mejor es... rendirse». Un poco ya exagera, ¿no?

«Abc» titulaba en portada «El PP rechaza la propuesta de Camacho por privilegiar a Cataluña», y en su editorial, titulado «La desnortada propuesta de Camacho», coincidía con Federico y compañía: «lejos de solventar la deriva separatista, esta financiación significaría ceder al chantaje nacionalista, la rendición del estado de derecho». El hecho de que parezca un chiste no esconde la evidencia de que tienen un morro que se lo pisan al hablar de «chantaje».

«La Gaceta» tenía mucho más claro cómo se le ha de hacer frente a ese «chantaje»: «A nuestro juicio, la cuestión es que ninguna fórmula, por creativa que sea, contentará a los nacionalistas catalanes, entregados a una carrera separatista que probablemente ya está fuera de su control. No queremos ser pesimistas, pero nos conformaríamos de momento si se pudiera neutralizar la locura separatista sin tener que recurrir a la fuerza». Lo ven mal, pero esta gente es de las que arregla las cosas «en dos patadas».

«El Mundo» aseguraba que «La dirección y los barones del PP rechazan hacer frente a Mas con una nueva financiación que limite la solidaridad». Tiene narices, la solidaridad de alguna gente. En su editorial, titulado «Camacho yerra más en la forma que en el fondo», afirmaba que «es evidente que se ha equivocado en la forma y el momento de presentar su propuesta como una respuesta del Gobierno central al desafío separatista» y, además, «tampoco serviría para desactivar el movimiento independentista». Eso parece.

Menos mal que, en el mismo diario, Luis María Anson encontraba la solución sin tener que recurrir a la fórmula de «La Gaceta», una solución que todos esperaban y seguro que reciben con los brazos abiertos: Decía que parece imprescindible actualizar la Constitución española, y que el texto resultante «se someterá a referéndum nacional. Cataluña ejercerá así su derecho a decidir a la vez que el resto de la comunidades históricas». Y los catalanes, encantados. ¿Cómo no se le había ocurrido a nadie antes?

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