En buena hora se le ocurrió a Alicia Sánchez Camacho presentar su dichoso plan. Si en la lupa de ayer hacíamos un repaso de todo lo que le está zurrando la prensa ultramontana, aquí traemos un nuevo capítulo de eso que en las películas llaman «fuego amigo».

Así, Pablo Molina, columnista del siempre centrado «Libertaddigital», comenzaba su última aportación al periodismo mundial de esta guisa: «La inventiva de los nacionalistas catalanes para aprovecharse de los demás sólo tiene parangón en la de sus fieles servidores al mando de los partidos sedicentemente españoles del Principado. Alicia Sánchez Camacho, encumbrada al papel de maestresala de Artur Mas como culminación de toda una carrera política al servicio del tinglado, ha realizado también su aportación al eterno debate sobre Cataluña, una región a cuyos dirigentes hay que consentir todos los abusos para que nos concedan la merced de permanecer en España un poco más». Vaya, o sea que la misma persona que anteayer era aplaudida por toda la derechona es ahora «maestresala» del president y ha dedicado toda su carrera política «al servicio del tinglado». En su furibunda res- puesta, Molina concluye haciendo alarde de su estilosa prosa: Lean, lean: «manda huevos que la región más ruinosa de España por la ineptitud de sus políticos y la propensión al delito de su clase dirigente (...), pretenda decidir el reparto de unos fondos comunes a los que apenas contribuye a pesar de la matraca del `España nos roba'. Un mantra que Alicia Sánchez Camacho, como acabamos de ver, también ha interiorizado a plena satisfacción del clan de los Pujol. Tendrán queja». Ni es región, ni es ruinosa, ni es España. Pero parece que Molina argumenta con los genitales, así que para qué molestarse en explicarle nada.

También en el digital de Jiménez Losantos, José García Domínguez, otro que tal baila, escribía que «la señora Sánchez Camacho ha terminado creyéndose una de las mentiras más flagrantes de CiU», y le indicaba que «si lo que ansía es apaciguar a la fiera, mejor será que olvide esas ocurrencias marxistas». Sánchez-Camacho tiene ocurrencias marxistas... el delirio.

Y en «La Razón», el habitual Iñaki Zaragüeta señalaba que «lo que el nacionalismo euskaldun no consiguió del PP vasco parece que lo ha logrado el nacionalismo catalán de la popular Alicia Sánchez-Camacho». Pues parece que en algunos círculos ha dejado de ser popular.