«Con los primeros planos intento captar el espíritu de cada personaje»
Fotógrafo
Lleva 20 años capturando lo que le rodea con su objetivo. Ha ilustrado libros -sobre todo de gastronomía- y ha participado en exposiciones colectivas e individuales. En 1993 consiguió un premio europeo por su fotografía realizada al escultor Ricardo Ugarte.
Nagore BELASTEGI | DONOSTIA
En octubre toda Lizarra se convierte en una galería fotográfica inmensa gracias a las jornadas fotográficas que organizan este año por segunda vez. Dentro de las mismas, el fotógrafo Juantxo Egaña ha preparado una muestra en la Casa de Cultura Fray Diego que puede visitarse hasta el 30 de este mes.
¿Qué podemos ver en la muestra?
Retratos en blanco y negro, aunque hay incluyo varios en color. Algunos de los personajes retratados ya nos han dejado, por ejemplo, hay algunos de Oteiza (el primero de ellos del 87), de Bitoriano Gandiaga, de Fernando Beorlegi, Aita Barandiaran...
Me propusieron hacer una exposición de retratos de gente relacionada con la cultura vasca, y lo que hice fue añadir algunos retratos nuevos a los que ya tenía. La propuesta me pareció muy interesante porque se centran en fotógrafos vascos de un lado y del otro del Bidasoa. Lizarra tiene relación con Donibane Garazi, donde también se hacen unas jornadas fotográficas en setiembre. Algunas de las que se exponen allí las llevan a Lizarra.
¿Sólo encontraremos rostros?
La muestra comienza con las manos de Julia Otxoa. Le hice unos retratos y me pareció interesante la postura de las manos y, como poeta y escritora que es, están relacionadas con lo que ella hace. La exposición termina con las manos llenas de tinta de Baroja Collet, grabador. Las fotos se llevan unos años entre sí.
A lo largo de la exposición también hay primeros planos como el de Joan Mari Irigoien, o en casos como Elena Asins he colocado dos; uno con los ojos abiertos y otro con los ojos cerrados. Intento captar el espíritu de cada personaje.
¿Por qué en blanco y negro?
Porque para mi tiene mucho más carácter y define mejor al retratado, aunque el color también tiene su propia lectura. El blanco y negro es algo más intimo que puede llegar más a las personas. También me gusta jugar con la luz; colocar al retratado entre la luz y la sombra. Eso se ve claramente, por ejemplo, en la foto de Zumeta donde se ven su pelo y un cigarrillo, es casi una silueta de él.
Hace todo tipo de fotografías. ¿El retrato es algo que le gusta?
El retrato es algo difícil, porque tienes que tener una cierta cercanía con el retratado. Si no, pueden ser fotos muy duras que no te digan nada. Lo primero es tomarte un café, hablar con él para acercarte al personaje. Antes de ir a una sesión me gusta leer sobre ellos y así es mucho más fácil. Lo primero que les digo es que miren a cámara y después surgen un sin fin de imágenes diferentes.
¿Hay algún personaje que le resulte especial?
Oteiza siempre ha sido un personaje polémico así que me parecía especial. Siempre que estaba con él se situaba al lado de una ventana, así que la luz recogía muy bien lo que era él. Siempre protestaba. En la imagen del año 87 está con las zapatillas de casa y está diciendo: «venga, venga, saca ya la foto». Cuando era más joven me imponía.
En general son muy entrañables y transmiten cosas. Recuerdo a Eloy Erentxun, quien murió a los pocos meses de haberle retratado. Esa imagen en sí impresiona, porque mira a cámara y porque la luz es muy dura, y además recoge esa fase final de su vida.
También es especial la fotografía del pintor Fernando Beorlegi en su estudio en Eibar. Estaba pintando un cuadro y tenía la paleta en el suelo, se quitó el zapato y puso el pie en la paleta. No se aprecia mucho pero tiene cierto encanto porque cuando levantó el pie lo tenía todo lleno de pintura.
«Recuerdo a Eloy Erentxun, quien murió a los pocos meses de haberle retratado. Esa imagen en sí impresiona»