Hay razones para el optimismo tras dos días de conversaciones en Ginebra entre Irán y los representantes de Gran Bretaña, China, Francia, Rusia, EEUU y Alemania, los llamados P5+1. La primera es que Irán (...) pidió a sus interlocutores occidentales mantener los detalles en secreto. (...) La segunda señal de seriedad es que los iraníes entraron en algunos detalles técnicos (...).

La brecha entre las dos partes se ha reducido, aunque con un programa de enriquecimiento de uranio ahora más avanzado, las apuestas son más altas también. Occidente ha retirado su demanda de que Irán debe poner fin a todo el enriquecimiento y solo insiste en la prohibición de uranio medio enriquecido, el umbral que podría conducir a la capacidad de armas. Irán está dispuesto a firmar un protocolo adicional que permite la inspección sin previo aviso. (...)

También hay una poderosa contracorriente a la decisión de Obama de responder a la ofensiva de encanto del presidente iraní recién elegido. Está presente en el Congreso de EEUU y con más fuerza la ha expresado Netanyahu. (...) El argumento es este: con más de 18.000 centrifugadoras, pero sólo con una fracción de ellas funcionando, Irán tiene la capacidad de tomar la cantidad necesaria de uranio enriquecido en pocos meses. (...) por tanto es imprescindible desmontar toda su maquinaria. En esta lógica, un mal acuerdo (que mantiene la infraestructura en el lugar) es peor que ningún acuerdo.

En primer lugar, no está del todo claro si Irán se acerca a la capacidad de construir una bomba. En segundo lugar, un acuerdo significaría que Irán se somete a inspecciones sin previo aviso. La misma lógica que se aplica a los depósitos de armas químicas de Bashar al-Assad (...). Para lograrlo, Occidente tiene que mostrar flexibilidad. Si el atasco está en el Congreso de EEUU, la UE puede tomar el relevo, en particular sobre las restricciones bancarias. Si Rouhani no puede traer beneficios concretos a casa, no habrá acuerdo y puede que no haya mucho futuro para él tampoco. Un acuerdo imperfecto puede, de hecho, ser mejor que nada.