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el kurdistán sirio

«De no ser por los yihadistas, el régimen habría caído hace tiempo»

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Redur Khalil

Comandante y portavoz de las Unidades de Proteccción Popular-YPG

En su cuartel general de Qamishlo, GARA entrevista al rostro más visible de las Yekîneyên Parastina Gel-YPG (Unidades de Protección Populares, en lengua kurda). Es la milicia convertida en un auténtico Ejército que está demostrándose capaz de defender el territorio kurdo, al norte del país.

Karlos ZURUTUZA | QAMISHLO

Vestido de uniforme, descalzo y sentado tras un portátil, así nos recibe Redur Khalil (Hasakah, Siria, 1977) en su despacho en el cuartel del YPG en Qamishlo. El escenario poco tiene que ver con los riscos bajo el cielo abierto de las montañas Qandil, en las que Khalil pasó diez años en las filas del PKK; las circunstancias, sin embargo, son prácticamente las mismas: es la eterna lucha de los kurdos por su derecho a existir.

Desde el inicio de las revueltas en Siria, los kurdos apostaron por una «tercera» vía, en clara oposición al Gobierno de Bashar al Assad pero sin alinearse con los insurgentes. A día de hoy, la mayor amenaza a la estabilidad en las zonas bajo su control llega de grupos vinculados a Al Qaeda, varios de los cuales son supuestamente respaldados por Turquía.

Entre los documentos de identidad de tunecinos, egipcios o iraquíes, supuestamente requisados a combatientes abatidos por sus unidades, Khalil destaca los de tres turcos. También le preguntamos por Al Assad, por los menores reclutados en las filas del YPG y por el proceso de paz entre Ankara y los kurdos del norte.

¿Cuál es la situación actual de la seguridad en las zonas bajo control kurdo ?

Tanto Al Assad como el Ejercito Libre Sirio -principal contingente armado de la oposición- han dejado de ser un problema para nosotros y desde 16 de julio nuestras fuerzas han estado combatiendo a grupos vinculados a Al Qaeda como Jabhat al Nusra y muy especialmente, el ISIS (Estado Islámico de Iraq y el Levante) por todo nuestro territorio. Los combates han sido especialmente intensos en las localidades Afrin, Girespi o Serekaniye pero los hemos empujado hasta Til Kocer, en la frontera sirio- iraquí.

Muchos afirman que Turquía está canalizando células yihadistas través de su frontera. ¿Suscribe dicha versión?

No hay duda de ello. Hace unos días los vimos cruzar desde la frontera turca e incluso hemos sido atacados por la artillería turca desde allí. Dos de nuestros combatientes fueron asesinados por soldados turcos, pero también tenemos una gran colección de pasaportes pertenecientes a combatientes procedentes de Egipto, Túnez, Bahrein... muchos de Irak y, hasta el momento, tres de Turquía (Khalil aporta los pasaportes como prueba). Muchos de estos están tras los 20 ataques suicidas que hemos sufrido en año y medio.

La presencia de Al Assad en Kurdistán Occidental es casi anecdótica. Reduciéndose al centro de Qamishli y a la ciudad de Hasakah. ¿Por qué hay entonces tantos combatientes extranjeros en la zona?

Responde a un desafortunado encuentro entre dos agendas: por un lado, tenemos el chauvinismo turco, que busca boicotear cualquier paso adelante hacia el reconocimiento del pueblo kurdo sea en Turquía, en Siria o en cualquier otro lugar del mundo; por otro los islamistas, que sueñan con un Estado islámico. Los kurdos, estamos en medio de esos planes, somos un obstáculo para ellos por lo que nos hemos convertido en un objetivo mucho más prioritario que el régimen de Damasco. Además de los extranjeros, Al Assad también liberó presos de todo el país para movilizarlos contra nosotros. Lo cierto es que, de no ser por los yihadistas, el régimen habría caído hace tiempo.

¿Mantienen alguna vía de comunicación con esos grupos?

Hace unos días intercambiamos prisioneros por los cadáveres de algunos de nuestros mártires. Nuestra comunicación se resume a eso.

Jabhat al Akrad es también una unidad armada kurda pero establecida en su origen para luchar junto al Ejército Libre Sirio. ¿Cuál es su relación con ellos?

Jabhat al Akrad se creó como una unidad kurda que se unió al ELS en Alepo pero que se ha replegado a Kurdistán cuando se han producido ataques contra kurdos lanzados por yihadistas, el régimen o incluso el ELS. Han demostrado que están comprometidos con la defensa de su tierra por lo que mantenemos una buena relación con ellos.

¿De dónde obtienen los fondos y suministros?

Tenemos el apoyo del Comité Supremo Kurdo -máximo órgano de Kurdistán Occidental que engloba a los principales partidos kurdos-. Nuestra financiación procede principalmente de los aranceles que recaudamos en los pasos de frontera bajo nuestro control.

Hay rumores de que los combatientes del PKK se están reagrupando en las zonas kurdas de Siria tras el repliegue de Turquía.

No es cierto. Hemos demostrado a todo el mundo que podemos manejar la situación por nosotros mismos. Tenemos un Ejército de 45.000 combatientes, cada uno de los cuales han pasado por un entrenamiento de 45 días en los distintos campos con los que contamos en las zonas kurdas. Así las cosas, el PKK será bien recibido si viene, pero no les necesitamos.

Sin embargo, el PJAK (Partido por una Vida Libre en Kurdistán) -movimiento afín al PKK en suelo iraní- ha manifestado públicamente que sumará sus fuerzas a las de los kurdos de Siria.

Eso es cierto, pero insisto en que podemos manejar la situación sin ningún tipo de ayuda adicional.

¿Hay combatientes no kurdos dentro del YPG?

También hay árabes, asirios y turcomanos que se han unido a nosotros en la defensa de nuestro territorio común. Hemos vivido juntos durante siglos y son parte integral de Kurdistán. También quiero subrayar que un 35% de nuestros combatientes son mujeres.

Pero también hay denuncias de que están reclutando a menores de edad en sus filas, ¿no es así?

Rechazamos tajantemente el reclutamiento de individuos por debajo de bajo la edad legal. Es inaceptable y, por lo tanto, prohibido por las normas y reglamentos vigentes en la materia. Por desgracia, ni siquiera eso impidió que algunos se inscribieran voluntariamente bajo la presión de las circunstancias y por la dejación de algunos. Fueron casos muy puntuales en los que no se les permitió participar en operaciones militares ni desplegarse en lugares «calientes». Lo que quiero subrayar es que dicha actuación ha respondido a actuaciones individuales, y no de la organización en su conjunto.

Partidos de la oposición kurda les acusan de un uso indiscriminado de la fuerza por su parte el pasado mes de junio contra manifestantes en la localidad de Amude, que se saldó con la muerte de tres activistas.

Tenemos material gráfico suficiente que demuestra que lo ocurrido en Amude formó parte de una conspiración. Individuos armados se unieron a aquellas protestas y no vacilaron a la hora de disparar contra un convoy del YPG que volvía de una operación de combate a las afueras de Hasakah. Un miembro del YPG, Sabri Gulo fue asesinado en aquel ataque y otros dos de nuestros combatientes resultaron heridos. Como ya le he indicado, tenemos pruebas gráficas de aquello y estamos dispuestos a aportarlas en cualquier investigación.

¿Cómo ve el proceso de paz entre Ankara y los kurdos de Turquía?

Como ha pasado en anteriores ocasiones, la parte kurda ha avanzado mientras que la turca aún no ha dado ningún paso. A pesar de los obstáculos, creo sinceramente que la paz finalmente llegará antes o después ya que no es solo únicamente una de las partes sino la sociedad kurda en su conjunto la que reclama un acuerdo definitivo.

YPG y PKK: Un viaje de ida y vuelta

Desde que el PKK anunciara el repliegue de sus combatientes de Turquía el pasado marzo, se ha especulado mucho sobre si dichas unidades iban a sumar fuerzas al YPG. Al igual que muchos de los oficiales de dicho cuerpo entrevistados por este medio, Redur Khalil no oculta su pasado como guerrillero en las montañas, lo cual no implica que el repliegue del PKK de Turquía signifique necesariamente un despliegue en Kurdistán Occidental.

Khalil no es más que uno de tantos kurdos de Siria una vez integrados en la milicia kurda del PKK. Estimaciones internas del propio movimiento hablaban de que un 20% de sus combatientes eran de origen sirio, una proporción muy elevada si tenemos en cuenta que los de ese país apenas constituyen el 10% de entre los 40 millones de kurdos que se calcula viven en Oriente Medio.

Ya el año 2008, y desde la más absoluta clandestinidad, Salih Muslim, hoy co-presidente del PYD -el partido dominante entre los kurdos del oeste- aseguraba a este medio que su partido compartía la estrategia del PKK, entre otras cosas porque «un cambio de timón en Turquía también afectaría a Siria». Se trataba de una visión «turcocentrista» que no compartía el resto de los partidos kurdos de Siria -todos en la clandestinidad-, quienes no olvidaban el apoyo que el régimen de Al Assad había dado al PKK en el pasado.

Hay que remontarse hasta 1977 para entender la alianza entre Siria y el maquis kurdos de Turquía, cuando Ankara anunció la construcción de un vasto sistema de presas en aras a explotar los recursos hidrológicos del Tigris y Éufrates. La versión oficial Turca era que dicho proyecto habría de acelerar el desarrollo económico y social del sudeste de Anatolia, pero tanto, Damasco como Bagdad denunciaban que perderían un 40% y un 90% del caudal del Éufrates respectivamente.

La respuesta de Hafez al Assad -padre y antecesor del actual presidente de Siria- fue invitar a docenas de movimientos de liberación. Fue también en 1977 cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Ankara liderados por Abdulá Ocalan fundó el PKK.

Mientras Turquía se preparaba para un nuevo golpe de Estado en 1980, Ocalan se trasladó a Damasco y, de ahí al valle de la Bekaa, donde su movimiento tuvo sus bases en las décadas de los 80 y los 90.

Amenazada por la alianza turco-israelí de 1996 y peligrosamente dependiente del cauce del Éufrates, Siria sucumbió finalmente a la presión para que retirara su apoyo al PKK. Ocalan fue expulsado en octubre de 1998, iniciando un periplo internacional que concluiría con su arresto en Kenia cuatro meses después.

El movimiento trasladó sus bases a las montañas Qandil, ya en el corazón del territorio kurdo, un bastión de piedra al que seguían llegando los kurdos de Siria, pero cuyo flujo se detuvo al calor del levantamiento de 2011 en su país de origen.

La nueva coyuntura de guerra obligaba a muchos jóvenes kurdos de Siria a unirse a las filas de la Unidades de Protección Popular (YPG) para defender su territorio.

El antiguo «turcocentrismo» queda pues relegado a un segundo plano en un nuevo tiempo en el que, según los líderes del PYD, en Kurdistán Occidental se juega «no solo el futuro de los kurdos sino el de todo Oriente Medio». K. ZURUTUZA

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