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SEGUNDA A 10ª Jornada

El intercambio de golazos se salda del lado visitante

Los albiazules ven rota su buena racha ante un Barcelona que, tras haber encajado cuatro derrotas consecutivas, tiró de calidad para remontar.

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ALAVÉS 2

BARCELONA B 3

Amaia U. LASAGABASTER

Si los males no alcanzan los cien años, menos aún duran los «bienes». Sobre todo para los modestos, condenados a esforzarse al máximo para celebrar alegrías que acostumbran a esfumarse con cierta celeridad.

Un papel que, en principio, le toca cumplir al Alavés en su regreso a Segunda A. Necesitó ocho semanas de trabajo y buenas sensaciones para celebrar su primera victoria y, cuando parecía haber entrado en racha, un equipo en horas bajísimas la redujo a la mínima expresión. Un Barcelona que, para más inri, no solo llegaba a Mendizorrotza con cuatro derrotas consecutivas a sus espaldas, sino que en esos 360 minutos ni siquiera había sido capaz de marcar un solo gol. Bien, pues ayer celebró tres, a cada cual mejor, congelando el optimismo que se había adueñado de la familia albiazul tras el tanto inicial, también de bella factura, de Borja Viguera. Y que regresó en la recta final, con otro gol del riojano y el arreón del equipo, que rondó el empate sin éxito.

El espectador imparcial, sin duda, disfrutó. Porque pese a la presión de los resultados, el Barcelona jugó sin complejos, tirando de toda la calidad que atesora. Que tampoco le falta al Alavés, lo que dio lugar a noventa minutos animadísimos y repletos de alternativas.

Comenzaron bien para los locales que, tras un aviso en cada área, se adelantaban con un precioso gol de Viguera. La tarde se presentaba inmejorable pero la calidad de Edu Bedia le permitió empatar, de falta directa, apenas cinco minutos después. El campo seguía inclinado del lado local, pero una buena acción por la izquierda permitió a Sandro voltear el marcador, dejando al Alavés un tanto noqueado.

Se recuperaron los albiazules en el descanso. Con paciencia, creando bastante peligro a balón parado, fueron cercando al Barcelona. Pero lo que no llegaba en un lado pese al esfuerzo -Toti envió un balón al larguero-, lo hizo en el otro a la primera y con aparente menos esfuerzo. Pase largo para Joan Román que acababa de entrar y otro golazo para sentenciar.

O no. Porque ahí se le acabó la paciencia de la escuadra local, que ahora sí apostó por el zafarrancho de combate. Los albiazules se volcaron en el área blaugrana, acumularon ocasiones, recuperaron la esperanza tras el gol de Viguera -con demostración de sangre fría incluida- y acariciaron el empate hasta el pitido final, aunque lamentablemente no pudieron pasar de ahí.