«El equipo ofrece más de la recompensa que recibe». Lo dijo Gaizka Garitano en la rueda de prensa previa al encuentro frente al Mirandés y es, en realidad, el mensaje que se repite prácticamente en todas sus intervenciones estas últimas semanas.

Efectivamente, los azulgranas plantean los partidos con ambición, ofrecen entrega en dosis máximas, tampoco escamotean el juego e incluso las ocasiones acostumbran a resultar numerosas. Pero los goles llegan con cuentagotas, cuando lo hacen, y los resultados se resienten: apenas tres puntos en cinco encuentros, además de la eliminación copera, es el triste bagaje del último mes para un Eibar que se acerca peligrosamente a los puestos de descenso.

La escuadra armera no pierde la confianza -«el equipo está a tope de moral», asegura su técnico- y espera acabar con la racha ante un Mirandés con objetivos similares pero «más experiencia y mejor de puntos». Cuatro más que el Eibar, en realidad, aunque en puestos sean nueve. Una distancia que se reducirá al mínimo si los azulgranas superan hoy a un rival que pondrá especialmente a prueba su puntería: el Mirandés solo ha encajado un gol fuera de casa.