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LOS ROJILLOS ROMPIERON LA RACHA DEL BARCELONA DE 64 PARTIDOS SEGUIDOS MARCANDO GOL

El cooperativismo esta muy vivo

Un solidario Osasuna sin fisuras atrás cerró los espacios al Barça, que apenas pudo inquietar la portería rojilla en un par de ocasiones.

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OSASUNA 0

BARCELONA 0

Joseba VIVANCO

Cuando el cooperativismo vasco ha sido puesto en tela de juicio esta misma semana, Osasuna echó ayer mano de los mejores valores de esa filosofía. Solidaridad, compañerismo, camaradería. Osasuna fue ayer un economato balompédico que frenó la mejor racha de partidos consecutivos marcando, 64, en toda la historia de la Liga. La del Barcelona que venía de ganar ocho de ocho partidos, que llevaba esos mismos 64 encuentros marcando gol. Pero ahí estaba Osasuna, plantado. Inamovible en su medio campo. Inasequible a un incansable Neymar, de lo poco potable anoche de un Barça lento de ideas, cuya peor expresión fue un horroroso Fábregas que tuvo en sus botas abrir la lata osasunista, cerrada a cal y canto.

Corría el minuto 88 de partido y Neymar proyectaba un pase al espacio a Messi, que se iba por la línea de fondo osasunista. El Sadar jaleaba entonces el empate. Una igualada con sabor a triunfo. La muralla rojilla apenas había flaqueado y cuando lo hizo se alió con ella la fortuna que no tuvo Sisi, que cayó lesionado apenas comenzado el partido. La misma suerte que hizo que en la segunda mitad Neymar no llegara por los pelos de su cresta a un balón cruzado o Fábregas la lanzara rubricada a la grada, solo ante el arquero navarro. Cualquiera de esos balones, como una fallida vaselina del `4' catalán, podría haber decantado el encuentro.

Esos fueron todos los fuegos artificiales de un Barcelona al que se le siguen atragantando los partidos pequeños, aunque los saque adelante siempre que la visita no sea a la aldea rojilla. El choque de ayer se visualiza en acciones aisladas que reflejan los derroteros por los que discurrió un partido que no pasará a la historia del fútbol, alejado de cualquier vistosidad, y al que, mientras un prometedor jugador llamado Neymar le quiso poner polvos mágicos, Osasuna le replicó con polvos talco.

Todo el peligro azulgrana en una primera parte `Cementos Portland' se limitó a un cabezazo alto del central Bartra a la salida de un córner, con la bota de Damiá a la altura de su cara. Ese instante refleja con exactitud lo que fueron los 90 minutos más el añadido. Un Barça incómodo ante un Osasuna agobiante. Un Barça que fio el marcador a una genialidad del `11' brasileño, incansable en la pelea, buscando la asistencia de gol, recibiendo `calmantes' con cada eslalon o control, peligro que vio Patxi Puñal nada más saltar al césped en el minuto 67, cuando le dejó el codo en su pómulo sin venir a cuento. Un poco de talco entre tanta magia.

Un primer tiempo plano

Osasuna se ganó a pulso el empate. Apenas dispuso de una ocasión de gol ante la meta de un Valdés que pasó más de largo por El Sadar que un Messi cuya cabeza, durante los apenas veinte minutos que jugó, se quedó en el incómodo banquillo del estadio navarro. Pero los de Javi Gracia leyeron bien el devenir del encuentro. No concedieron ni media durante los primeros cuarenta y cinco minutos.

Hasta el 17 Iniesta no probó fortuna desde lejos y flojo. Lo intentó tres minutos después, altísimo, y cabeceó arriba Bartra en el 43. La cooperativa osasunista mordía cada balón, sin espacios por dentro, la alas barcelonistas no funcionaban. Quizá el partido habría sido otro si Alexis y Dani Alves hubieran sido de la partida, pero no estaban en El Sadar. Así que Osasuna echó el cerrojo y lo hizo de diez antes de irse al descanso, no sin antes confirmar que el Barça venía con portero, cuando en el 45 el único navarro del once inicial, Torres, chutó lejano a las manos de Valdés.

Messi no fue revulsivo

El panorama no varió de inicio en la reanudación, hasta que en el 58 un balón cruzado de Montoya no era cazado por Neymar en el segundo palo. Fue como si ambos se olvidaran de formalidades un momento, el Barça encontrado huecos antes opacos y Osasuna descubriera que tenía metros más allá del medio campo. Pareció ser Xavi el más lúcido esos minutos y su brújula encontró el norte. Malogró una vaselina fácil Fábregas, la pateó solo ante Andrés tres minutos después, la cruzaba Adriano mientras el portero rojillo resoplaba de alivio, Fábregas volvía a rematar fuera desde lejos. Fueron apenas diez minutos en que los del Tata Martino tuvieron el partido donde querían y los de Javi Gracia dudaron.

El técnico osasunista reaccionó y dio entrada al veterano Patxi Puñal en sustitución de un desasistido Oriol Riera. Era el minuto 67 de partido. Quedaba mucho por delante. Y Martino dio entrada a Messi. El Barcelona había chutado hasta entonces solo dos veces entre los tres palos; Osasuna una. El cerocerismo que reflejaba el luminoso parecía hasta justo.

Veinte minutos por delante, 20 minutos en los que Osasuna volvió a cerrar filas, apretar los dientes y dejar sin oxígeno a un Barça al que Leo poco aportó. Un disparo lejano del argentino, otro balón que no pudo controlar en el área pequeña... y eso fue todo amigos. Los culés se estrellaban una y otra vez o contra el muro navarro, o como cuando Adriano disparó a puerta y se topó con una oportunísima barrera formada por tres jugadores blaugranas. Y si no, el balón llegaba a un Montoya desmarcado que se preguntaba por qué a mí cada vez que pisaba área.

Demérito culé, que no brilló, pero enorme mérito rojillo, cuyo planteamiento le salió a la perfección. Que dejara al Barcelona sin marcar tras 64 partidos haciéndolo da idea del mérito del trabajo estajanovista y solidario de los iruindarras. Y a Andrés Fernández no le recordamos ninguna parada de mérito.

Un punto que sabe a gloria, que sobre todo fortalece el ánimo del plantel navarro, pero que también debe ser mirado bajo la lupa de que el Osasuna que se planta cada temporada ante el Barcelona o el Madrid en El Sadar no es el que luego vemos el resto de la Liga. El empate de ayer debe refrendarse en la próxima salida en lo que sea el inicio de una línea ascendente. Hasta entonces, mucho hielo anoche para los futbolistas de Javi Gracia para mitigar el palizón que se dieron. El cooperativismo rojillo está muy vivo.

«Ganamos un punto, pero perdemos a un gran jugador», lo resume Javi Gracia

«Sabíamos de la dificultad y nos hemos vaciado, hemos cerrado espacios y no les hemos dado facilidades para que nos crearan ocasiones de gol. Han tenido alguna ocasión pero esa faceta la hemos controlado. En ataque hemos tenido poca presencia, pero estoy muy satisfecho de cómo se ha vivido y se ha desarrollado el partido. Es un punto que nos sabe a victoria», fue el resumen que hizo de los 90 minutos el técnico osasunista Javi Gracia, contento por lo logrado, quien dio todo el mérito a los suyos por el punto tan trabajado. Un entrenador, no obstante, contrariado tras el partido, porque como reconoció, «ganamos un punto, pero perdemos a un gran jugador. Estoy triste por la lesión de Sisi». Una grave lesión que le deja fuera al menos seis meses, lo que resta de temporada. Un empate muy trabajado en cualquier caso, tras el que Gracia quiso acordarse de la afición. «Me gustaría compartir este punto, el primero que consigue sumar un rival del Barça, con la afición y, sobre todo, con aquellos niños a los que les gusta ver jugar al Barça, pero que son rojillos», señaló a modo de mensaje.

Enfrente, Tata Martino, contrariado pero por no haber perforado la meta osasunista. «Ha sido un partido que normalmente con las jugadas de gol que hemos tenido el Barcelona lo gana. Pero estoy muy tranquilo con el rendimiento del equipo. Osasuna te puede hacer daño en las contras y nosotros no hemos sufrido. En cuanto a mis protestas eran porque el descuento del primer tiempo debió ser mayor y otra para que el asistente siguiera las segundas jugadas en las que había faltas. Estaría preocupado si hubiera visto un retroceso en el rendimiento del equipo. Pienso que merecimos haber ganado, pero no me molesta el empate porque repito que estoy contento con el rendimiento del equipo», reflexionó el argentino.

Sobre el cambio de Xavi por Messi, el entrenador explicó que «pensaba que en algún momento del partido, o a Xavi o Andrés tenía que sacarlos por lo que habían jugado con la selección, y me decidí por Xavi porque fue quien más jugó. Di entrada a Leo porque quería que jugara 20 minutos antes de lo que viene -Milan y Madrid-. Estaría preocupado si hubiera habido retroceso en el juego del equipo, pero no ha sido el casa».

Sisi se lesiona y se pierde toda la temporada

Sisi se rompió apenas jugados tres minutos de partido, él solo, mientras trataba de frenar a Iniesta. Rotura de ligamento cruzado anterior y de menisco de la rodilla ziquierda, con lo que se pierde toda la temporada. Una lesión similar sufrió el año pasado contra el Rayo.

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