Liberales y socialdemócratas preparan su alternativa a Juncker en Luxemburgo
Caso atípico, Jean-Clauce Juncker ha vuelto a ganar al frente de los democristianos luxemburgueses en las elecciones anticipadas tras su dimisión por un escándalo de escuchas ilegales. Aunque reivindica su continuidad, liberales, socialistas y verdes preparan su alternativa.
GARA | LUXEMBURGO
Jean-Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo desde hace 18 años, ha reivindicado su derecho a intentar formar gobierno tras la victoria de su Partido Cristiano Social (CSV) en las elecciones anticipadas.
El CSV logró el 33,7% de las elecciones, cuatro puntos menos que en 2009 y 23 diputados. Pero sigue muy por delante de los liberales (DP), los verdaderos vencedores de los comicios tras lograr tres puntos más y consolidarse con 13 diputados. Los socialdemócratas (LSAP) logran mantener a duras penas el segundo puesto e igual número de escaños pese a una erosión de su voto. La primera opción sería una alianza entre los socialcristianos y los liberales, coalición que el CSV ya formó entre 1999 y 2004.
Pero las direcciones de los liberales y los socialdemócratas dieron ayer el mandato de comenzar hoy negociaciones para formar una coalición que acabaría con el poder, ininterrumpido desde 1944, de los socialcristianos (con la excepción de un quinquenio en los 70).
Para sumar la mitad más uno de los 60 diputados necesitarían los 6 de los Verdes y tendrían aún así una corta mayoría de 32 diputados. Con todo, el líder del DP, Xavier Bettel defendió ayer que «hace falta otra política para sacar al país de la crisis y puso como ejemplo la alianza de liberales y verdes que gobierna hace dos años la ciudad de Luxemburgo. Una configuración inédita en el Gran Ducado y contra la que han hecho campaña los socialcristianos en nombre de la estabilidad de un país muy enriquecido pero que afronta una grave crisis y debe gestionar las consecuencias del abandono parcial del secreto bancario en 2015.
Ecos de una dimisión
Otra opción del CSV es repetir su coalición con los socialdemócratas, socios tradicionales. Pero el propio LSAP descartó esta posibilidad al recordar la razón por la que se convocaron elecciones anticipadas, en concreto el escándalo en torno a un caso de espionaje del que se responsabilizó el propio Juncker.
Los resultados electorales se completan con un incremento de la izquierda (Dei Lenk), que sube de dos a tres escaños, los mismos que consigue la derecha extrema populista (ADR).
Con 59 años, Jean-Claude Juncker ostenta de lejos el récord de longevidad al frente de un ejecutivo de la UE, Fue nombrado primer ministro en enero de 1995, cuando François Mitterrand y Helmut Kohl estaban en el poder.
Ha vivido en primera línea la profunda transformación de la UE, el fracaso del Tratado Constitucional de 2005, la entrada en vigor del Tratado de Lisboa cuatro años más tarde, el nacimiento de la moneda única y la crisis de la deuda y el rescate del euro, una tarea a la que se consagró con ardor durante ocho años al frente del Eurogrupo. Miembro del Gobierno luxemburgués desde hace 31 años, sigue siendo el político más popular de su país pese al escándalo del servicio secreto, que provocó una crisis de gobierno y la convocatoria de elecciones anticipadas.
Algunos le reprochan haberse olvidado del Gran Ducado a favor de la UE y de negligencia culpable ante las derivas de su servicio secreto. En campaña, ha prometido consagrarse más a su país, paraíso financiero situado entre Francia y Alemania. «Cuando quiero hablar en francés, pienso en alemán, y cuando quiero hablar en alemán, pienso en francés. Al final resulto incomprensible en todas las lenguas», dijo una vez haciendo gala de su legendario sentido del humor.
Sus críticas al diktat francoalemán y su visión federalista de la UE le granjeraron críticas y su destitución en 2009 como presidente del Consejo Europeo. A la par que ha defendido hasta ahora el secreto bancario (y su padre luchó en el Ejército nazi), recela del liberalismo a ultranza y, en palabras de Cohn-Bendit, es el «democristiano más socialista que ha habido nunca».
El Gran Duque Enrique de Luxemburgo recibió al primer ministro en funciones, Jean-Claude Juncker, quien le presentó la dimisión de su gobierno. Pese a ello, fue encargado de ocuparse de los asuntos corrientes y urgentes.