El dedo y la luna
Joseba VIVANCO
Sí, como recordó Ernesto Valverde en la previa ante el Villarreal, había partido. Y el Athletic lo solventó, sin necesidad de los goles del chaval Guillermo, cuyo debut, el número 589 en la historia del centenario club rojiblanco, tendrá que esperar, una semana, un mes, un año, como igualmente acertó a atemperar el debate el propio técnico. La plantilla bilbaina tiene una media de edad joven, como casi siempre la tiene el Athletic. Futbolistas que debutan, que se asientan en algunos casos, pero que siguen siendo jóvenes para este deporte si tenemos en cuenta que la madurez futbolística no se alcanza hasta superar los 25 años, por norma general. Guillermo puede que sea uno de ellos, pero a su tiempo. Primero porque por delante de él hay gente contrastada; segundo porque sería arriesgado soltarle a los leones de buenas a primeras y sí, a los leones propios, los de asiento en San Mamés y plumilla en la redacción; y tercero, porque alguno quizá tendría que explicar algún fichaje veraniego. Todo lleva su tiempo. Seguro que Ruiz de Galarreta lo sabe, díganselo a Ramalho, pregunten la incertidumbre que puedan vivir Morán o Saborit, el mismo Iago. Guillermo haría bien en no leer mucha prensa estos días. Ya lo dijo el histórico técnico alemán Hans Meyer en respuesta a los elogios de los periodistas, «en fútbol enseguida te hacen un monumento y con la misma rapidez se ponen a mear por encima de él». PD: Todos mirando al dedo -Guillermo- en lugar de hacerlo a la luna -Aduriz-. ¡Ay Valverde!