El técnico emplaza a definir objetivos más adelante
Valverde no se marca objetivos, sus jugadores sí
El fútbol de los leones sigue sin convencer, pero hay confianza en que lo haga.
Joseba VIVANCO
«No fue un partido brillante, pero sí lo sacamos adelante con efectividad y paciencia. Si te vas a casa con los tres puntos no puedes ser tan exigente, tienes que estar feliz». No, no son palabras de Ernesto Valverde tras la estajanovista victoria en Getafe. La frase es del alsaciano Arsene Wenger, después de que su Arsenal ganara 2-0 este fin de semana en otro pasito más hacia la perpetuación de su liderato. «Hemos ganado, pero hemos sufrido muchísimo, aquí todos los equipos vienen a sufrir, es la única manera de ganar en Getafe», fue el análisis de Txingurri. Pero al técnico rojiblanco le siguen lloviendo los peros en el día después de romper el maleficio en el Alfonso Pérez.
El Athletic está en gracia, tira de algo que hasta no hace mucho se le echaba en falta -incluido su propio entrenador-, oficio; sustituyan si lo prefieren «mezquindad por pragmatismo» como escribía ayer Juan Carlos Latxaga en su blog para explicar lo espeso partido. El juego de los leones es verdad que sigue estando lejos del que se le puede presuponer a esta dotada plantilla, pero en tanto llegue, bienvenido ese sumar de tres en tres.
Ni siquiera el propio Valverde está satisfecho con lo que ve. A buen seguro, con un Muniain cada vez más entonado y De Marcos en lugar de Herrera, quizá el juego del equipo hubiera tenido otro barniz, y no que por delante de Iturraspe y Rico el aporte del resto de jugadores apenas diera para un aprobado raspado, más allá de la entrega física que se les presupone.
El buen juego, el buen tono del equipo no llegará, debe imperiosamente llegar. El Athletic no puede aspirar a sostenerse en lo más alto de la tabla apuntalado en los kilómetros que recorran Iturraspe y Rico, o en las rodillas de Gurpegi, o en la pila de Iraola. Los Beñat y Herrera, del mismo modo que se le exige a Aduriz empezar a marcar goles, tienen que alcanzar su estado óptimo para darle esa alegría que necesita el juego del equipo.
«Ilusiona estar en el ajo, pero yo soy de los prudentes. Esto es larguísimo, habrá altibajos y momentos difíciles; pero es cierto que las victorias reconfortan al equipo y hay que ser exigentes, porque tenemos plantilla para eso», se pronunció en esa línea Ander Herrera.
Un juego más fluido y atractivo que seguro que todos esperan ver ante el Elche este jueves. El equipo ilicitano no es ni el Villarreal ni el Getafe y quizá sea un partido propicio para el regreso de Beñat al once inicial y dar descanso a alguno de los integrantes de la pareja Itu-Rico cara al duro choque en el Calderón de tres días después.
Laporte habla de Champions
Los tres puntos ante los franjiverdes, presentarse ante el Atlético con nada que perder y sí mucho que ganar, y la visita del Levante en el horizonte, pueden regar ese optimismo razonable que se está instalando en el entorno rojiblanco. A Ernesto Valverde le toca hacer las veces de ogro del cuento, pero los otros protagonistas de la historieta, sus jugadores, no pueden esconder sus ilusiones.
¿La Champions? le interrogaron tras el partido al ténico gasteiztarra. «Creo que no, objetivamente no podemos hablar de eso ahora. Llevamos diez partidos, el objetivo es sumar los máximos puntos posibles y definir el objetivo más adelante», trató de atemperar cualquier discurso triunfalista.
Nada que ver con las sensaciones que se viven en el vestuario. El más desaforado, quizá también por la alegría de su debut goleador, Aymeric Laporte. «Esperemos que estemos ahí arriba todo el año y que vayamos a la Champions o a Europa League, por lo menos», deslizó el fogoso jugador de Agen.
Su compañero Iturraspe, uno de los destacados y el más alabado por la cátedra junto a Iraizoz, fue más comedido pero igualmente codicioso. «El inicio liguero está siendo realmente positivo, y objetivos, pues queremos estar en Europa al final. El equipo es ambicioso, toda la plantilla tiene experiencia en Europa, queremos estar aquí, queremos volver».
Europa empieza a dejar de ser una aspiración para comenzar a convertirse en una obligación. De momento, con un juego más efectivo que vistoso, pero con el ánimo de que como dijera el irrepetible periodista argentino Dante Panzieri, «si es imposible hacer escuelas de amor, tampoco se pueden hacer escuelas de fútbol. Ni el amor ni el fútbol son cursos. Son estados de ánimo». Y este Athletic de Valverde se está animando. El buen juego no llegará, debe llegar.
Athletic y Elche se vuelven a ver las caras en San Mamés, algo que no sucedía desde la campaña 1988-89, con victoria local por 2-0 con un once formado por Biurrun, Lakabeg, Andrinua, Ferreira, Alkorta (Lizarralde), Gallego, Patxi Salinas, Luis Fernando, Garitano, Uralde y Mendiguren. En aquel equipo ilicitano que acababa de ascender a Primera División jugaba un viejo conocido león, Rocky Liceranzu, que tras despedirse del club rojiblanco terminó su carrera futbolística esa misma temporada en las filas del Elche, cumplidos los 30 años, y con una tendinitis en una rodilla. Los franjiverdes, que ficharon al central vasco junto a otros jugadores como Tato o Berg para mantenerse en la máxima categoría, acabaron con solo 15 puntos y colistas. Siete años en Segunda B, unos cuantos en Segunda A, hasta su ascenso a Primera el pasado curso. El Elche ha llegado en toda su historia a una única final, la de Copa de 1969 y precisamente ante el Athletic, frente al que cayó 1-0 con gol de Arieta II. Además de Liceranzu, han jugado en el Elche exleones como Peio Agirreoa, Bidaurrazaga, Cuéllar, Huegun, Iru, Lafuente, Txirri o Etxeita. J.V.
El fuerte golpe que sufrió Iraizoz en su rodilla derecha casi al principio del encuentro y que le obligó a dejar su sitio a Herrerín parece que le dejará también fuera del choque ante el Elche y será el vizcaino el que ocupe la meta mañana. «Si me toca genial, para eso entreno, y quiero resarcirme del estreno en San Mamés; y si no, a seguir entrenando para cuando surja la posibilidad», comentó ayer Iago, que compareció en sala de prensa para alabar a su compañero y de paso reivindicar su tranquilidad y seguridad bajo palos, como lo demostró en los segundos 45 minutos ante el Getafe. «Tranquilidad tengo. Que fallase con el Celta no quiere decir que voy a fallar todos los días y cada balón», defendió. Sigue siendo también duda Iker Muniain, apartado ayer del resto de compañeros en Lezama, mientras Iraola se ejercitó con normalidad y otro tanto hizo Ibai Gómez. Kike Sola sigue sin dar visos de volver. Hoy, entrenamiento vespertino a puerta cerrada.