El líder del Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), Hakimullah Mehsud, falleció junto a otros cuatro insurgentes cuando, tras abandonar una mezquita en la zona de Danda Darpakhel, un avión espía (drone) estadounidense atacó el vehículo en el que viajaban. Fuentes militares y de los servicios de Inteligencia confirmaron su muerte -también lo hicieron los talibán paquistaníes- y la de otros dos importantes miembros del TTP, Abdullah Bahar Mehsud y Tariq Mehsud. El funeral se celebrará esta tarde en Miranshah, importante fortín talibán.

El ministro paquistaní de Interior, Chaudhry Nisar Ali Khan, había confirmado antes de conocerse la muerte de Mehsud los ataques con drones en la región, algo que calificó como un intento de sabotear las negociaciones de paz con los talibán.

El Gobierno afirmó ayer por boca de su portavoz, Pervez Rashid, que estaría preparado en dos semanas para iniciar negociaciones con el TTP. Sus declaraciones siguieron al anuncio efectuado el jueves desde Londres por el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, quien afirmó que las conversaciones ya habían empezado, pero fuentes gubernamentales, citadas por el diario «Express Tribune», afirmaron que «lo que se ha iniciado no son las conversaciones formales, sino el proceso de diálogo».

Mehsud se mostró a principios de octubre «abierto a negociar» con el Gobierno, si bien entonces aseguró que esos contactos todavía no se habían producido.

Jamshed Mehsud, conocido también como Zulfiqar y que adoptó el nombre de Hakimullah, comenzó su carrera en el TTP como guardaespaldas de su predecesor en el mando, Baitullah Mehsud, quien terminó designándole su sucesor y asumió el liderazgo de los talibán, que juraron fidelidad a Al Qaeda, tras la muerte de este en un ataque de un drone en 2009.

Expertos señalaron a AFP que habrá llamamientos a poner fin al proceso de paz y a la venganza, pero creen que, a largo plazo, la desaparición de la polémica figura de Mehsud «hará más propicio el ambiente para las conversaciones de paz» porque aseguran que para la opinión pública paquistaní «era la persona que encarnaba el mal asociado con el TTP» y el diálogo era difícil de vender.