Después del pésimo partido ante el Joventut, Gipuzkoa Basket quería recuperar las buenas sensaciones, «volver a hacer las cosas que habíamos hecho en pretemporada y que en este inicio de Liga hemos dejado de lado», según Sito Alonso. Lo cierto es que los donostiarras no solo plantaron cara a un triste Barça, sino que estuvieron bien cerca de dar la sorpresa.

Gracias a un espectacular Jason Robinson, y al acierto recuperado de Winchester, los donostiarras llegaron a difrutar de 10 tantos de renta, 41-51. Y aunque el equipo culé, de la mano de Huertas y con la ayuda de Navarro y Tomic, recuperó la cabeza del duelo, aún en el último minuto llegó a situarse 73-72, con una canasta de Robinson.

Gipuzkoa Basket saltó a la cancha sin complejos, dispuesto a competir, y a fe que lo hizo. Después de aguantar el primer tirón de Lampe y Abrines, la escuadra guipuzcoana se fue encontrando cada vez más cómoda, y logró ponerse en cabeza mediado el segundo cuarto.

Esa ventaja duraría casi hasta el último tramo, gracias a un Robinson imparable y un equipo que supo jugar para él. Por mucho que Navarro ofreciera signos de recuperación o la extensa batería de interiores culé, no fueron sino las marcelinhas sobre una pierna de Huertas las que voltearon el tanteo, para alivio de un Palau muy nervioso.

Los de Sito Alonso no querían dejar de luchar, por mucho que sus recursos resultaran escasos en comparación. Libres de corsés, se vaciaron, logrando un espectacular 11 de 22 en triples y haciendo daño con el rebote ofensivo. Pero tampoco pudo ser. La derrota dolió, sobre todo porque se pudo ganar.