Diálogo de sordos entre Gobierno y oposición en la crisis política tunecina
Tras el renqueante arranque del diálogo nacional, el Gobierno mayoritariamente islamista y la oposición siguen manteniendo un diálogo de sordos sin visos de resolución. Dos no negocian cuando uno no quiere y en la oposición ha mostrado mucho interés en que la situación se enquiste.
GARA | TÚNEZ
Gobierno de coalición, liderado por los islamistas, y oposición no lograron consensuar ayer el nombre del futuro primer ministro de un Ejecutvo tecnócrata que deberá de sacar al país de su profunda crisis política.
Los islamistas de Ennahda y sus aliados socialdemócratas de Ettakatol proponen a Ahmed Mestiri, mientras que el opositor Frente de Salvación Nacional, que agrupa desde la izquierda a los nostálgicos del viejo régimen, insisten en imponer a Mohamed Ennaceur.
Estos últimos sostienen que Mestir, de 88 años de edad, sería demasiado anciano y débil para asumir el cargo. Por contra, islamistas y aliados señalan que es el más independiente de todos los pretendientes y recuerdan que Ennaceur es el candidato de Nidaa Tunes, la formación heredera de viejo régimen del destituido dictador Ben Ali. En un último movimiento, la oposición propuso una lista de otros candidatos pero insistió en rechazar a Mestiri.
En paralelo, aireó la posibilidad de un fracaso total de las negociaciones.
El primer ministro islamista, Ali Laraydeh, se comprometió a dimitir de aquí a mediados de mes a cambio de que la oposición respete el calendario de diálogo. Pero este está siendo totalmente saboteado.
Ambas partes no se pusieron de acuerdo el pasado sábado para elegir a los miembros de la futura comisión electoral por teóricas discrepancias de procedimiento, y el trabajo sobre la legislación electoral, que debería estar culminada el 9 de noviembre, no ha comenzado.
Los grandes diarios tunecinos, que nunca han ocultado su animadversión respecto al Gobierno mayoritariamente islamista, muestran ahora una sospechosa equidistancia al denunciar el «diálogo de sordos en el que cada parte busca lo suyo», y auguraban -acaso deseaban- la ruptura total de las negociaciones
Estado de excepción
Origen de la crisis política, la situación seguritaria es dramática, sobre todo desde los últimos atentados en la zona turística del este del país, lo que afecta directamente a una de las principales fuentes de ingresos.
El presidente tunecino, Moncef Marzouki, anunció el domingo la prolongación del estado de excepción, vigente desde la revolución de enero de 2011, hasta junio de 2014. Hasta ahora las prórrogas eran de dos o tres meses, pero la presión salafista, dirigida por oscuros -o demasiado claros- intereses de desestabilización, amenaza con provocar un colapso en Túnez similar al que sufrió Egipto.
Un joven sospechoso de tráfico de drogas murió víctima de torturas en una comisaría de la capital. La tortura sigue siendo una práctica habitual en un país en el que no ha habido purga de la Policía, heredera del viejo régimen.