Un tribunal de Bahréin ha condenado a cadena perpetua a cuatro chiíes (dos en busca y captura) y a quince años de cárcel a otros seis bajo la acusación de haber establecido una «célula terrorista» al servicio de la Guardia Revolucionaria de Irán con el objetivo de cometer atentados. La sentencia coincidió con el interrogatorio la víspera al líder de la principal formación opositora, Al-Wefaq, acusado de insultar a la Policía. El régimen reprimió a sangre y fuego una revuelta popular que exigía la democracia y el final del sometimiento contra la mayoritaria población chií.