Nuevos casos de esclavismo laboral en empresas tecnológicas
Dell, Asus, Microsoft y Samsung se han visto inmersos en el ojo del huracán tras la publicación de un informe que revela prácticas laborales abusivas en diversas factorías chinas que se encargan de realizar componentes para las grandes compañías.
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
Tal vez, los escándalos labores relacionados con la explotación que padecen muchos menores en emporios tecnológicos, no obtengan el mismo eco mediático que adquieren las relacionadas con los flagrantes casos de esclavitud que protagonizan las compañías textiles o deportivas, pero es un hecho constatado que estas prácticas se llevan a cabo en diversos rincones del planeta.
China se ha convertido en el epicentro de esta práctica despreciable y ya son varias las compañías tecnológicas que han sido señaladas por silenciar estos casos en los que los menores se ven obligados a trabajar en condiciones escalofriantes.
Según han revelado los últimos informes elaborados por la ONG danesa DanWatch y la organización China Labor Watch, los trabajadores menores de edad que desarrollan su labor en fábricas de componentes tecnológicos ubicadas en las regiones chinas de Guangdong y Jiangsu, han sido catalogadas como infrahumanas.
Estas factorías se encargan de proveer de componentes a empresas como Dell, Asus, Microsoft y Samsung, y según recoge el informe, obligan a sus jóvenes operarios a trabajar durante agotadores horarios que en ocasiones, exceden las 74 horas semanales. Para colmo de males, el sueldo que perciben estos menores se encuentra por debajo del salario mínimo vigente en China.
Además, las investigaciones descubrieron que las empresas también exponen a sus trabajadores a respirar gases tóxicos y cada mes les obligan a realizar una media de entre 48 y 136 horas de trabajo extra.
Si nos atenemos a la edad revelada por estos informes, algunos de los trabajadores no superan los18 años, y las plantillas se nutren de muchos estudiantes que se ven obligados a residir en los edificios que pertenecen a las propias factorías. Para darnos un ejemplo de la masificación de estas viviendas y la nula higiene que se respira en ellas, las investigaciones añaden que un cuarto de baño es compartido por 55 trabajadores y apenas tienen una ducha por cada 90 personas.