Huir no es necesariamente de cobardes. En el caso del Alavés, como en el del resto de equipos que se mueven en torno a las posiciones de descenso, es una obligación implícita en el sueldo. Y, en este caso, al contrario de lo que sucedía en la conocida película, la única forma de evasión es la victoria.

Al Alavés se le ha resistido en las tres últimas semanas. Justo después de que, por primera vez esta temporada, enlazase dos triunfos y se acomodara en posiciones más holgadas, ha encadenado tres tropiezos -aunque el punto de Zaragoza, más que un disgusto, supuso un alegrón- que le mantienen anclado a la zona de peligro. Obligado a acabar con su mala racha, o al menos a intentarlo, y más aún teniendo en cuenta que hoy visita al Castilla, el peor equipo de la categoría, que solo ha conseguido un triunfo en doce jornadas y que los albiazules dejarían al borde del k.o., si no lo está ya.

Aunque la condición de colista no convierte automáticamente a un equipo en una banda. «Es un equipo poderoso cuando tiene espacio para correr -advierte Natxo González-. Son muy veloces y buenos en el uno contra uno».

El técnico albiazul, de todos modos, prefiere centrar el discurso en su propio equipo, del que espera que no se «obsesione» ni por la sequía de victorias, ni por la posición en la tabla, ni por la debilidad defensiva que viene mostrando en las últimas jornadas. Aunque sí reconoce que este último aspecto ocupa buena parte del tiempo de trabajo de los gasteiztarras. «Trabajamos para recuperar la consistencia que hemos tenido siempre -explicó-. Buscamos estar más juntos, mejorar los uno contra uno, los desajustes de alguna línea y bajar un poco el porcentaje de pérdidas de balón, que es una circunstancia que nos está costando goles. Son cosas que buscamos mejorar», insistió González.

Más difícil de superar es el escollo que se refiere a las lesiones. De hecho, lejos de reducirse, el parte de bajas crece cada semana -aunque al menos se recupera Iván Crespo, una vez superados sus problemas de rodilla-, esta vez con Toti y Jagoba Beobide, a quienes se unen Unai Medina, Gorka Laborda y Ion Vélez. Mucho jugador de ataque, lo que reduce considerablemente las posibilidades de González para buscar un acompañante a Borja Viguera. Mauro Quiroga o Emilio Sánchez ocuparán ese puesto de inicio.

El último, y quizá no menos importante, hándicap puede llegar por parte arbitral. Aunque parezca increíble, el Castilla se siente maltratado por los colegiados en las últimas jornadas y, claro, sus quejas han tenido eco en los medios. De la permeabilidad de Pérez Pallas dependerá también, en cierta medida, lo que suceda esta tarde.