LAB se adhiere a la marcha convocada para el martes día 12 a las 11.30 desde la Plaza del Tres de Marzo hasta la empresa. «Es necesario defender todos los puestos de trabajo y los derechos de los trabajadores», asegura la central, que añade que «solo desde la movilización y la activación se crearán las condiciones para conseguir un acuerdo que solucione el conflicto».

Tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que declaró nulo el expediente de extinción de empleo, la dirección de la empresa recurrió al Tribunal Supremo «buscando el apoyo judicial a lo que ya había conseguido por parte del Gobierno español, una reforma laboral con patente de corso para hacer y deshacer a su antojo, y este tribunal ha elaborado una sentencia que solo puede ser calificada como un auténtico fraude», lamenta LAB.

A su juicio, «esta sentencia es un fraude, pues se basa en un hecho inexistente -la decisión firme de despedir a 91 trabajadores- para declararlo legal, aunque nadie lo hubiera pedido. Esto evidencia que la sentencia está hecha a la carta para la patronal y es inaceptable desde un punto de vista jurídico, social, sindical y político».

La central sindical añade, por otro lado, que «lejos de responder al conflicto de Laminaciones Arregui, el Supremo busca y encuentra la forma de apuntalar la reforma laboral y sus consecuencias. Este es un tema de Estado y el poder judicial, a través de 7 de los 13 magistrados del tribunal, asume esa función de ser garante de la reforma, aunque sea a costa de derechos fundamentales, de sentencias favorables aquí en nuestro ámbito, de la opinión lógica pero minoritaria de 6 de los magistrados y del sentir mayoritario de la sociedad vasca». LAB entiende que este caso « evidencia la necesidad de un marco propio de relaciones laborales». Porque «tener nuestro propio modelo, que responda a nuestras necesidades y que impida la aplicación de esas reformas en Euskal Herria». Critica al Gobierno Vasco, antes en manos del PSE y ahora del PNV que «se han mostrado impasibles ante las atrocidades de la dirección de Celsa Atlantic».