«La gente hoy se ha portado bien», bromeaba a mediodía un alto dirigente del PSOE en uno de los recesos de la conferencia política. Como viene siendo habitual en los cónclaves del partido que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba, el ambiente caldeado de los días previos, en los que figuras relevantes habían asomado la cabeza en medio del debate sobre las primarias, terminó reducido a un «hoy no toca». Y eso que si en algo están de acuerdo todos los sectores del partido es en el hecho de que Ferraz padece una crisis de liderazgo. Pese a ello, el esperado «Juego de Tronos» en el que figuras como Patxi López, Eduardo Madina, Carme Chacón o incluso Alfredo Pérez Rubalcaba aparecían como aspirantes al trono de hierro de la candidatura a Moncloa se limitó a una pugna de baja intensidad sobre asuntos técnicos.

Muy a pesar del propio PSOE, que trató de vender la conferencia como el resurgir de un partido con la credibilidad muy erosionada, las primarias capitalizaron la atención. Especialmente después de que el debate sobre Catalunya se dejase al margen. Lo que también quedó claro es que la Ejecutiva surgida del Congreso de Sevilla de 2012 tiene bien atados los mecanismos internos. Impuso su hoja de ruta frente a quienes, como Tomás Gómez, líder en Madrid, abogaban por fijar desde ya una fecha para elegir candidato a Monlcoa. Además, Rubalcaba pudo aferrarse al aplaudido discurso de Susana Díaz, presidenta de Andalucía, como prueba de que todavía pueden generar alguna ilusión entre sus bases.

La Ejecutiva se impone

Aunque en público las espadas se mantuvieron envainadas, los pasillos evidenciaron que había tensiones acerca de las primarias. Los fieles de Rubalcaba insistían en que ayer solo se hablaría de procedimientos. Los críticos habían convertido la exigencia de una fecha en su principal ariete. Tras varias horas de debate en la ponencia dedicada a la organización interna, fuentes del partido anunciaban que la Ejecutiva hizo valer su calendario. De este modo, será el Comité Federal, previsto para la última quincena de diciembre de este año o la primera de enero de 2014, el encargado de poner fecha de primarias. Además, el PSOE acordó ayer rebajar el número de avales necesarios a la mitad, del 10% actual al 5%. Se trata de un tope que ya había generado fuertes críticas después de que las frustradas primarias andaluzas no se llevasen a cabo debido a que ninguno de los candidatos, salvo la oficial Susana Díaz, alcanzase el mínimo de adhesiones.

El cónclave de ayer también entró a valorar procedimientos como quién podrá votar. De este modo, cuando se hayan hecho públicos los candidatos se abrirá un período para que los simpatizantes puedan inscribirse. Para ello tendrán que abonar dos euros y firmar una declaración. Además, el PSOE decidió abrir el derecho al sufragio a los menores de 16 años. Lo que no se elegirá en primarias, al menos hasta el próximo congreso, será el secretario general.

El hecho de que se tumbasen las enmiendas que defendían fijar una fecha para las primarias también fue interpretado de forma diferente entre partidarios y detractores de Rubalcaba. Paradójicamente, Tomás Gómez trataba de venderlo como una victoria, pese a que su objetivo era que las primarias fuesen en febrero, mientras que fieles al secretario general afeaban los triunfalismos y recordaban su escasa influencia en el interior del partido. Si las indirectas vuelan ahora que el debate se ceñía a cuestiones técnicas, habrá que ver hasta dónde puede llegar cuando confronten las distintas candidaturas.

González y Zapatero

Si la dirección del PSOE no logró evitar que la discusión sobre primarias (que en realidad esconde la pugna entre dos sectores sin reconciliar tras el Congreso de Sevilla) centrasen la atención mediática, sí que evitó abordar la cuestión catalana. Ya habían dejado claro que no se aceptarían enmiendas sobre modelo territorial, remitiéndose a la declaración de Granada que aboga por un modelo federal pero que ni siquiera ha evitado que PSOE y PSC voten nuevamente por separado en el Congreso. Ayer, no obstante, la dirección pasó a la ofensiva. Y lo hizo a través de Susana Díaz, una recién llegada a la presidencia de Andalucía que suscitó los mayores aplausos. Apeló a defender la «unidad de España» pero tendió la mano al PSC («sois fundamentales», les dijo). Y los catalanes, al elegir entre responder a la crítica por su adhesión al derecho a decidir o aceptar las lisonjas, optaron por esta última opción.

Se supone que la jornada de ayer sentaba las bases del rearme ideológico del PSOE. Aunque, a falta de las conclusiones, que se presentan hoy, no queda muy claro que Rubalcaba pueda cantar el «objetivo cumplido». Es cierto que recibió el aval de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero (que eludieron referencias expresas a la situación actual). Y que se impuso a sus detractores. Sin embargo, se trataba, según sus propia previsión, de hacer autocrítica. Y pese al discurso de Díaz, hay quien, desde la base, no comprende hacer revisión sin mencionar la modificación del artículo 135 de la Constitución, pactado con el PP en 2011 y que prioriza el pago de la deuda. También abogan por candidatos «sin mochila». Algo que, por ahora, «no toca».