Mes y medio después, el Eibar volvió a perder. Dos genialidades de Ayoze y un error del árbitro sentenciaron al conjunto azulgrana, que vio así rota una buena racha que le había llevado a sumar once puntos en las cinco jornadas anteriores. Lo peor fue que la derrota se sufrió ante un teórico rival directo, un Tenerife que, de hecho, abandona los puestos de descenso gracias a esos tres puntos. Lo mejor, la buena cara del Eibar durante buena parte del encuentro, que permite mantener intacta la confianza en el equipo.

Al equipo guipuzcoano solo le costó unos minutos demostrar que no había ido al Rodríguez López a especular para forzar los nervios de su anfitrión. Primer tramo, mínimo, de dominio local, con susto a cargo de Ayoze incluído, y posesión visitante a partir del cuarto de hora.

Costó, con todo, que llegasen las ocasiones, aunque en los minutos previos al descanso el choque se revolucionó. Primero apareció de nuevo Ayoze para habilitar a Suso y permitir que Xabi se luciese desviando a córner con el pie. Respondió de inmediato el Eibar, con la jugada que bien pudo cambiar el signo del encuentro. Porque Raúl Navas cabeceó a gol una falta lateral botada por Eizmendi, pero el árbitro lo anuló por una falta inexistente. Para rematar, solo cuatro minutos después era el Tenerife el que marcaba, con una gran jugada de Ayoze y Suso que culminó Iñigo Ros, demostrando que nadie sabe hacer más daño que un ex.

El Eibar, ya con Urko Vera -Gaizka Garitano acabaría sacando toda su artillería- regresó al campo con el cuchillo entre los dientes. Pero en lugar del empate llegó la sentencia. Un golazo de Ayoze de rosca que se coló por la escuadra y dejó a los armeros noqueados durante algunos minutos, hasta el punto de que el propio Ayoze estuvo a punto de marcar de nuevo con un chutazo desde la frontal que Xabi despejó junto al larguero.

Pero el Eibar revivió. Y no dejó de buscar la portería de Roberto hasta el pitido final, pese a la desventaja y el cronómetro, que se acabaron saliendo con la suya.