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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-06-01
Irantzu Abad - Víctima de la dispersión penitenciaria (*)
¡Gracias Euskal Herria!

Me resulta muy difícil escribir esto y volver a recordar todo el infierno vivido hace ya un año. Porque seguramente lo estaréis leyendo justo cuando ha pasado un año de aquel 1 de Junio en el que casi consiguen quitarme la vida en la carretera. Y digo «casi consiguen» porque no fue simplemente un accidente por casualidad, fue planeado y ha sido ejecutado infinidad de veces. Lo que precisamente pretendían Arzallus, Ardanza, Azkarraga y otros tantos cuando diseñaron la dispersión era dejar solos y aislados a nuestros seres queridos. Y como la dispersión, según sus leyes, es completamente legal, se supone que no cometen ningún delito. Pero ¿de cuántos años de cárcel estaríamos hablando si tuvieran que pagar todo el dolor que han sembrado en Euskal Herria? Somos muchas las familias que nos enfrentamos semana a semana a la carretera y no van a conseguir dejarles solos, el amor que nos une a ellos es muy grande y nos vaya o no la vida en ello estaremos cada visita frente a ese sucio cristal. Así que esta vez les salió muy mal, no consiguieron su objetivo, las tres volvimos a Euskal Herria. Y seguiremos visitando a nuestros seres queridos. Pero otras tantas veces lamentablemente sí lo han conseguido. El más grande de los abrazos a todas las familias que han sufrido el zarpazo de la dispersión.

Cuando he hablado del infierno vivido no me refería al vivido directamente por mí. Quien estaba en coma era yo, pero mi dolor llegó al despertarme y enterarme de lo sucedido y en la durísima recuperación, recuperación que ha hecho que hoy me encuentre increíblemente bien. Dolor grandísimo es el que tuvieron que soportar mis seres queridos, cómo no, mis padres, hermano y mi Jorge. Gracias de corazón a toda Euskal Herria por ayudarles y hacer que en esos horribles momentos no se sintieran solos.

Sé bien que el culpable del accidente fue la dispersión y que yo no tengo ninguna culpa; aun así, no puedo perdonarme el dolor que ha sentido mi familia por mí.

Al igual que no puedo perdonarme el que sintió Jorge al enterarse de lo ocurrido estando encerrado en Soto del Real. Desde su ingreso en prisión siempre he intentado arrancarle una sonrisa y hacerle sentir bien, y resulta que el mayor disgusto de su vida ha tenido que ser por mí. Pero confío en que vendrán días como los de antes, cuando las lágrimas eran de risa.

Con esta carta quiero agradecer a todo Euskal Herria el apoyo que ha brindado a mi familia, en la que por supuesto incluyo a Jorge, y el haberles arropado en momentos tan duros. Al gran equipo médico del madrileño hospital La Paz y al de Cruces, a Ana y a mi ama por acompañarme siempre y sobre todo en aquel viaje, y a todos los grandísimos kides que han estado con Jorge en Soto del Real. Gracias por habernos ayudado tanto, gracias Baru por todo lo que hiciste por él. Y cómo no, gracias a mi familia por el inmejorable trato y por su paciencia du- rante mi recuperación. Gracias Jorge, especialmente a ti, gracias por haber dedicado tu breve libertad a hacer que me recupere totalmente. Y tranquilo, que ahora nos dedicaremos nosotros exclusivamente a intentar que tú y los demás presos y presas políticas recuperéis la libertad. Como dice mi hermano, «da vértigo pensar hasta dónde podemos llegar cuando todos y todas empujamos al mismo tiempo y en la misma dirección».

Y, por supuesto, no quiero acabar esta carta sin dar mi mayor agradecimiento a quienes diseñaron la dispersión y la siguen aplicando. Os ha salido tan mal que conmigo habéis conseguido justo el efecto contrario, me habéis dado más fuerzas todavía para seguir adelante. Porque quiero que tengáis algo muy claro: mi amor por Jorge seguirá. Aunque me cueste la vida. Lo lleven a donde lo lleven seguirá teniendo mis visitas. Por mucho que lo intenten, nunca lo vamos a dejar solo, ni a él ni al resto.

Maite zaitut Euskal Herria! Maite zaituztet familia! Maite zaitut Jorge! Ez aldatu inoiz, segi zareten bezalakoak izaten. Mila esker bihotz bihotzez. -

(*) Irantzu Abad es además compañera del preso político Jorge Uruñuela


 
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