El equipo CSC tiene en sus filas a ciclistas, directores y auxiliares de distintas nacionalidades con el objetivo de formar una estructura en la que Riis cuidaba hasta el último detalle para conseguir la victoria en el Tour con Basso. Desde Estrasburgo el danés decidió seguir con el plan previsto pero con Sastre en el lugar del italiano, y la etapa de ayer en Pla de Beret ha alimentado la ilusión del equipo.

Dentro de esa estructura, Iñaki Etxeberria es el único vasco. Comenzó a trabajar de mecánico en el ciclismo profesional en 1984 con el Seat Orbea. Siguió tres años con los distintos patrocinadores de Caja Rural y Paternina antes de pasar seis en Festina, uno en Coach, dos en Saunier Duval y cumple su primero en CSC.

Etxeberria explica su periplo porque «han desaparecido varios equipos y nos tenemos que colocar. A veces sólo cambian de sponsor y otras de equipo. En Festina coincidí con Alejandro, que venía de la desaparición de Mapei. Estuvimos cuatro años juntos, luego dos separados y otra vez volvemos a reunirnos esta campaña».

UN INTENSO TRABAJO

Alejandro Torralbo es el mecánico más importante del CSC, el que viaja en el coche de Bjarne Riis y el que tiene la responsabilidad principal sobre la bicicleta del líder. A la hora de explicar el trabajo de cualquier día de un mecánico señala que «a la mañana siempre nos levantamos mínimo cuatro horas antes de la salida. Normalmente dejamos hecho el trabajo del día anterior. Desayunamos e hinchamos las ruedas. Cargamos las bicicletas a los coches y vamos a la salida, donde preparamos las bicis y hacemos los últimos retoques por si hay que subir algún sillín o modificar algo. En carrera voy en el coche del director y me toca apuntar los números de los corredores de escapada, mirar su puesto en la clasificación general y pasarle el papel al director. Si hay veinte corredores y no hay ninguno del Rabobank se lo haces saber porque a ellos les tocaría trabajar. Luego al terminar la carrera recogemos el material, repasamos todo y lo preparamos para la etapa del día siguiente mirando si hay que cambiar los desarrollos o algo».

Torralbo es un mecánico cotizado por su experiencia y trabajo: «Empecé en una tienda de motos de un hermano de mi madre cuando tenía nueve años y ahora tengo 43. Pasé ocho en esa tienda, ocho en el equipo Hueso-Zahor, en el 88 pasé al Clas, que luego pasó a ser Mapei, de ahí a Festina, Coach y tras su desaparición al CSC. Llevo 27 Vueltas al País Vasco, 26 Vueltas, 19 Tours y 20 Giros», explica su trayectoria.

Considera clave en su trabajo su experiencia y «la confianza entre corredor y mecánico. A parte de arreglar las bicicletas está la relación humana con corredores, directores y con los demás porque si sólo eres mecánico te falta la relación personal con la gente».

Ese trabajo y confianza fue la que llevó al CSC a ficharlo: «Iñaki y yo estuvimos en el Coach que tantos problemas tuvo, después estuvimos en Bianchi y cuando se terminó, Alain Gallopin fichó por CSC, me recomendó y me llamaron».

Iñaki Etxeberria entonces se quedó un año en el paro con la desaparición de Coach-Bianchi y después entró en Saunier hasta que el pasado invierno Torralbo le llamó para fichar por CSC: «Me dijo que había un hueco y aquí estamos. Si cambias estando bien como estaba yo en Saunier es por mejorar».

El objetivo de los dos era ganar el Tour con Basso: «Esta es un carrera muy especial y en este equipo más todavía. Desde diciembre del año pasado sólo se hablaba de este Tour, todo estaba enfocado a ganar con él esta carrera», recuerdan.

Preguntados por lo que ha supuesto dentro de este objetivo la expulsión de Basso, Torralbo destaca que «el objetivo era ganar el Tour con Basso y ahora sigue siendo el mismo, aunque con otro corredor. No sé en qué sitio del podio, pero sí estoy convencido de que Sastre acabará entre los tres primeros».

Preguntado por lo que ha supuesto la marcha de Basso, Torralbo, ­Etxeberria prefiere que hable él de estos temas­señala que «lo vivimos fastidiados porque todo el equipo y él mismo veníamos aquí con mucha ilusión. Todo el mundo estaba concentrado para hacer su trabajo y al tenerse que marchar Ivan todos los planes han tenido que cambiar. El se marchó para casa, el equipo cambió la idea de para quién había que trabajar y todos tenemos claro que hay que hacerlo para Carlos y a esperar que tal se le dé»

Los dos coinciden en que el amarillo en París en su sueño. «Si gana el Tour un corredor nuestro lo ganamos todos y todos estaremos igual de contentos», apunta Iñaki Etxeberrria. Basso no pudo salir y el trabajo no cambia mucho porque «todas las bicicletas son iguales para nosotros, ya sea la de Basso, Sastre o cualquier otro. Todas tienen las mismas ruedas, los mismos tubulares y el mismo mantenimiento. La única diferencia está en la relación con los corredores. El idioma del equipo es el inglés. Nos defendemos en inglés o francés y siempre te relacionas más con los que hablan español o italiano, pero el trato de las bicicletas es el mismo. Aquí en este equipo Riis es muy muy exigente con el tema de la mecánica, quiere lo mejor para su gente y busca que no haya ningún fallo en la carrera. Ellos andarán más o menos, pero las bicis tienen que ir como la seda».

ULLRICH Y BASSO

Han trabajado con los dos grandes ausentes del Tour: Ullrich y Basso. Alejandro Torralbo destaca del año que estuvo con el alemán en Coach Bianchi que «tuve muy poca relación humana porque es alemán y bastante seco, pero me pareció muy buena persona que tenía bastante buena relación con los demás compañeros, con el problema del idioma para los que no sabíamos alemán. No es más exigente que los demás. Riis, siendo director, es más exigente para las bicicletas de sus corredores que Ullrich». De Basso destaca que «los grandes corredores tienen muy claro qué quieren para su bicicleta, pero es sencillo. He visto corredores mucho más complicados».

Le duele lo sucedido con Basso, pero por encima de decepciones, Torralbo subraya que «llevo 27 años en el ciclismo y me considero una persona afortunada por lo que he vivido y los compañeros que he conocido. Te pasas más de 200 días fuera de casa. En ella tengo mi familia, pero aquí tengo otra y, como en todas las familias, hay momentos peores y enfados, pero siempre he tenido la suerte de trabajar con gente con la que he estado muy a gusto». -