María José IBAÑEZ | Presidenta de la Asociación de Diplomados en Dietética y Nutrición de Euskadi
«El intrusismo entre los dietistas llega a unos grados tremendos»
El 3 de noviembre la asociación de dietistas y nutricionistas de la CAV presentó ante el Gobierno de Lakua la solicitud para la constitución de un Colegio Oficial. Los trámites a partir de ahora son lentos y sus impulsores calculan que en dos años podrían llegar a buen fin. Acabar con el intrusismo es uno de los objetivos; el otro, que Osakidetza incorpore a su red sanitaria especialistas en este campo, porque no hay ni uno.
Repartidos entre los territorios de Araba, Bizkaia y
Gipuzkoa habrá cerca de ochocientos diplomados en Dietética y Nutrición, si bien
en la asociación los socios son un centenar. María José Ibañez es la presidenta
de un colectivo que observa preocupado el grado de intrusismo en el sector.
Sólo cien asociados de unos ochocientos diplomados.
Es que tiene que ver con toda la historia tan larga de la profesión. Allá por el año 1987 hubo una reforma sanitaria en la que de las 47 carreras propuestas, se aprobaron 46. Se quedó fuera la nuestra, la nutrición. Fue entonces cuando la UPV-EHU, pensando que iba a ser una cosa de poco tiempo, creó un año después el título propio de diplomado en Dietética y Alimentación Humana. Al año siguiente se sumó la Universidad de Navarra y al siguiente una de Catalunya. Una homologación que se esperaba para uno o dos años, no llegó hasta diez años después. En ese tiempo no era un título oficial y al final la gente que lo sacó se fue desvinculando y terminó trabajando en cosas que no tenían que ver con lo suyo. Es que fueron diez años de un título que te preguntabas para qué servía.
La homologación del título y el que el tema de la alimentación sea hoy de interés general en nuestra sociedad, ¿ha supuesto un espaldarazo a la profesión?
Pues ahora mismo hay diecinueve universidades que imparten este título y con aulas llenas. Está saliendo mucho profesional al mercado laboral.
¿Qué grado de intrusismo hay entre el colectivo?
Es el principal problema y lo que nos motivó, principalmente, a solicitar la creación del Colegio Oficial. Al ser una profesión donde la regulación jurídica ha estado en el limbo durante años, el intrusismo llega a unos grados tremendos. En todas partes hay gente haciendo dieta, entonces hay profesionales que sin ser dietistas han tenido una formación externa y hacen su trabajo de manera correcta, pero también hay gente que lo está haciendo sin ninguna formación. El intrusismo aquí es muy preocupante.
¿En qué debería fijarse una persona al solicitar los servicios de un dietista o nutricionista para saber que está en manos de un verdadero profesional?
Debe fijarse en que quien les aconseja es un diplomado universitario en nutrición humana y dietética, porque es la única titulación válida. Son tres años de carrera en los que únicamente estudias la alimentación humana. Debemos garantizar que tiene esa formación. Eso y, sobre todo, huir de las dietas y de los productos milagro. Una dieta, tanto si es de adelgazamiento o por alguna patología, no es fácil y requiere esfuerzo. No hay milagros. Pretender, como puedes oír en televisión, que alguien ha perdido cuatro kilos en una semana, eso para tu cuerpo es lo peor que puedes hacer.
Huir de las dietas milagro. Un mensaje muy repetido, pero que no sé hasta qué punto cala.
Es complicado. Incluso cuando estás en consulta ves que los pacientes se te cansan o vienen a la primera consulta, les explicas la dieta y ya no vuelven pensando que ya la pueden hacer solos... La gente quiere resultados rápidos y no tiene en cuenta que para hacer, por ejemplo, una dieta para perder peso, si se hace de una manera rápida puede traer consecuencias negativas para su salud. Sólo preocupa bajar rápido, pero las cosas necesitan su tiempo. No hay milagros.
Por cierto, ¿tienen la sensación de que la gente les relaciona sólo con profesionales que ayudan a hacer dieta?
Sí. Oye dietista y piensa en obesidad y dietas de adelgazamiento. Y, realmente, nuestro campo de trabajo es mucho más amplio, desde educación nutricional a diversos colectivos, sean escolares o de enfermos, a la restauración colectiva, como empresas de catering o en hospitales. Precisamente, es llamativo que tú vas a un ambulatorio y a un señor hipertenso o diabético le dicen que tiene que adelgazar, que debe comer menos sal... pues quizá debiera haber un profesional en ese ambulatorio que le explique a ese paciente cómo debe hacer eso, que le explique cómo hacer para bajar el ácido úrico. Si eres hipertenso sin tener unos niveles muy altos, pues el médico te dirá que quites la sal, pero, claro, lo mismo quita la sal y resulta que se infla a aceitunas. La gente hace cosas muy curiosas con la alimentación, hay mucha falta de información, por eso creemos que es un campo en el que debemos estar.
Pues tiene usted toda la razón.
El problema es que en la sanidad pública no hay ningún dietista-nutricionista contratado, cuando somos una profesionalidad sanitaria. Esa figura no está recogida, por eso esperamos a ver si en la próxima OPE de Osakidetza empezamos a meter cabeza, porque a día de hoy hay cero dietistas-nutricionistas contratados.
Otro campo en el que están ustedes presentes es en el de los desayunos idóneos entre los escolares. ¡Pero si no tienen casi ni tiempo para desayunar!
La labor con los niños debe ser educativa, porque hasta los siete u ocho años les puedes cambiar sus hábitos de alimentación, están aprendiendo a comer. Es cierto, como dices, que la gente te dice que cómo va a hacer que su niño desayune leche, cereales y fruta, que si hace eso le tendría que despertar una hora antes. Hombre, un niño quizá deba estar a las nueve en la cama y no a las diez. Creo que de lo que se trata es de educar en un estilo de vida saludable, no sólo en la alimentación. -
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