El obispo y presidente de la Conferencia Episcopal española, Ricardo Bláquez, reclamó a los representantes políticos que la búsqueda de la paz sea «un objetivo fundamental" y exigió a ETA «su desaparición sin dilaciones ni contrapartidas".

Blázquez se manifestó en el transcurso de la concentración convocada ayer por la Diócesis de Bizkaia bajo el lema «Muévete por la Paz", celebrada en la plaza de la Catedral de Santiago. Al acto se sumaron centenares de personas, además de representantes de PSE, como Patxi López, del PNV, como Josune Ariztondo, o el integrante de la Presidencia de EB, Mikel Arana, y el senador de EA, José Ramón Urrutia.

El obispo de Bilbo, quien señaló que el atentado de ETA contra Barajas fue «un duro golpe a la esperanza", afirmó que «el paso primero y primordial en el camino de la paz es la eliminación de la violencia terrorista por todos lo medios legítimos a nuestro alcance".

«Colaboración esforzada"

Además, en su llamamiento a los responsables políticos, destacó que «la unidad en los principios morales y la convergencia en los procedimientos fortalecerá la confianza de la sociedad en la erradicación de la violencia". Implicó a «todos los ciudadanos" en la búsqueda de «la causa mayor de la paz". Blázquez hizo una invitación para «no ahorrar ni en la sociedad, ni en la Iglesia, la colaboración esforzada a la causa mayor de la paz". «Hagamos entre todos una sociedad más pacificada", añadió el obispo de Bilbo.

Asimismo, Blázquez, que estuvo acompañado por el obispo auxiliar de Bilbo, Carmelo Echenagusia, aseguró que «las víctimas del terrorismo forman parte de la memoria de un horror del que no somos del todo inocentes, ni como ciudadanos de este país ni como miembros de esta Iglesia local de Bizkaia".

El prelado bilbaino subrayó que «las víctimas tienen derecho a ser resarcidas con justicia en la medida de lo posible; a que se les pida perdón, a que se les reconozca". Y añadió: «En la medida de nuestra responsabilidad moral, pedimos una vez más perdón".

Al hilo de las críticas recibidas por parte del Foro de Ermua, el obispo de Bilbo destacó que el acto se pensó en circunstancias diferentes a las actuales, antes de que se hubiera producido el atentado del 30 de diciembre.