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Carlos Ugarte - Responsable de relaciones externas de MSF

«Nuestra obligación es testimoniar y poner voz a aquellas personas que, de otra forma, no la tendrían"

Carlos Ugarte, responsable de relaciones externas de Médicos Sin Fronteras, conoce bien el campo de batalla. Pasó tres años en Somalia, donde «la anarquía es absoluta y todo el mundo tiene una kalasnikov". Lamenta que esta cruda realidad así como la de otros países pasen «desapercibidas", aunque afecten a «millones de personas".

¿Por qué consideran que son las crisis humanitarias más olvidadas de 2006 ?
Básicamente, porque no representan mayor interés para los medios. No ocupan su atención porque, tal vez, se están desarrollando en lugares que no tienen mayor interés para los países ricos, bien porque no están en juego temas relacionados con el petróleo, con fuentes de energía o intereses geoestratégicos, o bien porque no está involucrada una gran potencia. Según un informe de la publicación on line The Tyndall Report, las tres principales cadenas estadounidenses dedicaron a estos diez contextos menos de siete minutos de un total de 14.512 minutos de programación. Es la pescadilla que se muerde la cola; de lo que no se habla en los medios, no figura en las agendas políticas y esto acarrea que nadie ponga ningún tipo de medidas para resolver las denuncias y que, por consiguiente, los medios no aborden el tema. Hay un montón de conflictos que pasan desapercibidos a pesar de que afectan enormemente a millones de personas.

¿Qué impacto tienen este tipo de informes teniendo en cuenta que se repiten cada año?
Es más, cada año hay crisis olvidadas que se repiten. Intentamos que tengan el mayor impacto posible pero eso no significa que lo consigamos. Para que se hable de un conflicto como el de Haití, que está a menos de 80 millas de EEUU, tiene que haber más de cien muertos. Incluso entonces, puede ser un breve en una esquina de la página. Si eso mismo pasara en uno de los llamados «países ricos», iría en la primera página. Hay distintas categorías de países y de muertos. Nuestra obligación es testimoniar y poner voz a aquellas personas para las que trabajamos y que, de otra manera, no la tendrían. Este informe viene a ser un toque de atención a la sociedad, a los políticos y a quien corresponda.

MSF resalta el avance en la lucha contra la desnutrición gracias a los alimentos preparados y listos para comer. Pero, ¿qué ocurre cuando el tratamiento acaba?
Es una tremenda frustración ver regresar al mismo niño que tan sólo cutaro meses antes había vuelto a casa medio gordito y con una sonrisa después de haber pasado por una severa desnutrición que les quita hasta las ganas de vivir. `Y todo esto para qué', te preguntas entonces. Por desgracia, no podemos atacar las causas por las que esos niños vienen en ese estado.

¿Cómo valora que los ejércitos hayan adoptado un cariz «humanitario» y se les vea, por ejemplo, repartiendo alimentos o juguetes?
Es una perversión y una apropiación indebida que obedece a políticas de márketing. La acción humanitaria debe caracterizarse por ser imparcial, independiente, absolutamente neutral y por ser un acto que se presta de humano a humano, sin que medie ningún otro interés más que el de ser útil o resolver un problema humanitario. Todo lo que se aleje de eso no es acción humanitaria. Ningún político se preocupa en gastarse un euro mandando al Ejército para atender a la población. Eso es una falacia que vemos con mucha preocupación y confunde a la gente local. Cuando EEUU invadió Afganistán, los mismos aviones que por la mañana tiraban bombas, por la tarde arrojaban comida u octavillas en las que se instaba a delatar a los talibanes a cambio de seguir distribuyendo alimentos. A MSF, que es absolutamente independiente y llevábamos muchísimos años trabajando en Afganistán, nos mataron a cinco expatriados. Que los ejércitos traten de apropiarse del espacio que corresponde a las organizaciones humanitarias nos pone en una situación delicada en términos de seguridad.


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