El paseo que conduce desde el Museo Guggenheim hasta el puente del Ayuntamiento de Bilbo por la orilla del Ibaizabal se quedó pequeño en la tarde de ayer para acoger a las miles de personas que respondieron al llamamiento de Milakabilaka.

Tras el lema «Elkarrizketa. Errespetua Euskal Herriari. Bakea", que podía leerse en los numerosos carteles que los organizadores repartieron entre la multitud congregada, la manifestación partió minutos después de las 17:30 desde la explanada que rodea a la conocida pinacoteca, sin ninguna pancarta que abriera la marcha.

Entre aplausos inició el recorrido la comitiva, y entre aplausos fue recibida unos cuarenta minutos después a la altura de los muelles de Uribitarte.

Allí, la filóloga y conocida presentadora de televisión Saroi Jauregi fue la encargada de presentar a las tres personas que -en euskara, castellano y francés- leyeron el comunicado acordado por los convocantes.

Fueron Maite Aristegi, Victoria Mendoza y Claire Meekel quienes dieron a conocer un texto en el que se explicaba que «la libertad es quien nos ha traído hasta aquí. Porque somos una ciudadanía libre que así lo quiere seguir siendo".

«Y más. Nos hemos reunido a miles con todo el derecho, respetándonos mutuamente y en paz. Hombres y mujeres, jóvenes y mayores", proseguía el manifiesto elaborado por esta iniciativa popular en lo que parecía una descripción de lo que se veía desde lo alto del escenario. Porque mujeres y hombres, jóvenes y mayores, seguían llegando a la altura de la plaza Pío Baroja mucho después de que la cabeza hubiera finalizado el recorrido. En total, cerca de 15.000 personas acompañaron la puesta de largo de Milakabilaka.

«Mostramos a las claras que somos dueños de nosotros mismos y que queremos nuestro futuro en paz, en democracia y respetando los derechos de todas las personas", seguían detallando Aristegi, Mendoza y Meekel.

A pesar de que entre quienes les oían había muchas personas conocidas del ámbito social, político y sindical, Milakabilaka es una inicitiva ciudadana que apela a la sociedad en todos sus colores, y esta vocación quedó de manifiesto en el escrito, en el que se recalcaba que «los agentes políticos están ahí porque nuestra voluntad así lo ha decidido. Es nuestra voluntad la que merece el respeto debido". «Por eso -insistían los promotores-, les decimos que no nos hablen de imposibilidades. Es nuestro futuro el que está en juego, una mercancía demasiado preciosa para andar jugando".

«Que sea cuanto antes"
 
T ras enunciar esta reflexión, las cientos de personas que han promovido esta nueva experiencia, y llamaron a la manifestación de ayer, y las miles que la secundaron reclamaron que «se sienten, que hablen y arreglen, de una vez, lo que se debe arreglar". «Que sea cuanto antes, ahora mismo", instaron.

Las ayer portavoces Mendoza, Aristegi y Meekel agregaron que «en paz, en el respeto de todos los derechos y en democracia. Ese es, y no otro, nuestro mensaje, nuestra exigencia", y anunciaron que «no pararemos de predicarlo".

A los destinatarios de su mensaje, por su parte, les advirtieron de que «estaremos siempre vigilantes" y «con esta vara serán medidos".

Antes de concluir su alocución, explicaron que «no pedimos sino lo que nos es debido y lo mínimo que requiere la construcción de nuestro futuro compartido". «Ni más ni menos: todos los derechos para todas las personas, democracia y paz para Euskal Herria. Solamente eso" finalizaron, cada una en el idioma en que le había tocado, y en medio de los aplausos de la multitud congregada.

Meekel, tras leer su texto, gritó «Gora Euskal Herria!" recibiendo la consabida respuesta de miles de gargantas. Muchas de ellas, habían aguardado ante el escenario a que llegara la manifestación, pero la mayoría había partido desde el lugar fijado para la cita.

Y es que, minutos antes de que partiera la marcha, la parte trasera del Guggenheim aparecía abarrotada de gente que no paraba de llegar por los escalones que bajan hasta la ría desde la entrada del museo.

Entre todas esta gente, un sinfin de personas conocidas de todos los ámbitos sociales de este país, algunos de los cuales explicaron a GARA sus motivos para asistir a la manifestación.

Victoria Mendoza, explicó que su presencia se debía a que «soy ciudadana, soy mujer, soy madre, mis hijos son vascos, yo vivo aquí, le tengo mucho cariño a esta tierra y me interesa mucho que se solucione el conflicto y que haya paz, con lo que habrá un futuro más tranquilo para todos".

El secretario general de Kontseilua, Xabier Mendiguren, subrayó que «tenemos que llevar este proceso de paz hacía adelante, a pesar de las grandes dificultades que hay". A su parecer, «todos los ciudadanos tenemos que hacer en favor de ello y no debemos dejar que los que tienen otros que no tienen el interés que la paz pongan dificultades". Agregó que «Milakabilaka nace con la intención de que los ciudadanos tomen la palabra y ahí todos tienen cabida si dejan a un lado el partidismo".

Desde el mundo del deporte, el que fuera pivote del Portland San Antonio y el Ademar de León, entre otros equipos, el usurbildarra Xabier Mikel Errekondo, señaló que su presencia en la cita de la capital vizcaina respondió a que a su parecer «siendo parte de la sociedad vasca, no puedo darle la espalda a esta situación, que necesita el empujón de todos". Errekondo destacó su sintonia con «la filosofia de la convocatoria" y afirmó que, a su entender, «junto a partidos, agentes sociales y personas conocidas, la propia sociedad en general también ha de ser un impulsor de la situación. Ya que, los partidos y agentes no podrán llevar algo adelante, sino sienten el respaldo de la ciudadanía detrás, que es quien tiene que participar marcando la dirección".

Por su parte, el presidente de Udalbiltza, Loren Arkotxa, mostró su satisfacción por una movilización como la de ayer. Destacó que «hoy estamos aquí para exigir que se respete la palabra y de la decisión de la totalidad de Euskal Herria" y se felicitó porque «aquí hay gente muy diferente ideológicamente, y por ello creo que realmente son personas que representan al pueblo". Finalmente, el representante de la asociación de electos estableció una metáfora sosteniendo que con actos como el de Milakabilaka «son un primer paso que denota que Euskal Herria se está despertando para levantar ese muro que tantas veces hemos mencionado para poder defendernos de las agresiones".

El movimiento pro amnistia tampoco quiso faltar a la cita de Bilbo. Juan Mari Olano, aseguró que «esta convocatoria acierta de pleno con los ejes con los que comulga una amplia mayoría de la sociedad". Incidió en que «todo el mundo señala al diálogo como método necesario para superar el conflicto y además está, la solicitud del respeto hacía Euskal Herria, lo que quiere decir la desactivación de todas las leyes de excepción que aseguran la persecución en este pueblo". Olano destacó también que «a diferencia de lo que dicen algunos, la paz no es un punto de partida, sino que tiene que ser una consecuencia del respeto a los derechos de Euskal Herria". Además, recordó que «la raíz del conflicto es la partición y negación de Euskal Herria, por lo que la solución vendrá desde la territorialidad y el respeto a los derechos de este pueblo".

Maiorga Ramirez, parlamentario de EA en Nafarroa, destacó que «debemos pedir a aquellos que como desde la judicatura, el Gobierno español u otros agentes ponen diferentes trabas, suspendan de una vez esas actitudes. Los problemas políticos, se arreglan desde las soluciones políticas. por lo que, tanto EA, como la ciudadanía vemos la necesidad de pedir respeto".

A juicio de Xabier Sarasua, de Aralar, «es necesario que la ciudadanía se mueva y tome la palabra ya que la paz no la van a hacer sólo en los despachos y por ello hay que poner instrumentos a la sociedad".

Sin excluir a nadie

 Ya no quedaba sitio en la explanada cuando se dio inició a la movilización, que tras parar bajo la araña del Guggenheim, tan famosa como el propio museo, para escuchar de voz de Fermin Muguruza la canción dedicada a Milakabilaka, llegó a buen ritmo a su destino.

Saroi Jauregi, desde el escenario, sintetizó lo que pensaban quienes la escuchaban. «Hay que darle la palabra al pueblo, sin excluir a nadie y sin imposiciones previas". Advirtió de que no faltarán obstáculos en este camino, pero tampoco dudó al afirmar que, «por encima de ellos" son miles y miles las personas que quieren «poner voz y cara a la esperanza".