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Mucha, quizá demasiada presión

 

Imanol AMIANO

 

La noticia de que Velimir Perasovic estaba ingresado en Txagorritxu con una angina de pecho me sorprendió con esta columna ya escrita. Hablaba de olvidar la Copa, pensar en la Euroliga y bla, bla, bla... Y es que, esta vez, el fin de semana copero previo al Top 16 europeo ha sido duro con el Baskonia y cruel con su técnico.

Me sorprendió que Perasovic, un témpano como jugador, sea tan visceral al otro lado de la línea. Me sorprendió que se quejara amargamente de la actuación arbitral y les acusara de ser determinantes en la derrota de su equipo. Es verdad que pitaron 64 faltas y alguna más que rigurosa -«ridícula» para el croata- descentró a los suyos. Pero sorprende que un equipo como el baskonista, forjado al hierro, no tenga más tragaderas y deje que alguna decisión de los árbitros imponga su destino. Porque el Tau fue mejor que el Madrid, pero cuatro minutos sin anotar son demasiados en una semifinal que camina en el filo de la navaja.

El Tau no cumplió con las expectativas en una Copa en la que la adrenalina se dispara, y el run-run de un posible cambio en un banquillo de alta tensión, prácticamente constante desde que el de Split se sentara en el mismo, resonaba. De hecho, en las siempre exigentes gradas de Zurbano, aunque apreciado por su época de jugador, se duda de su capacidad para llevar el timón de semejante buque, a pesar de que con él se ganara la Copa, se disputara una nueva Final Four y se fuera subcampeón de Liga el año pasado. Pero no es suficiente. Con el nombre de Mahmuti en boca de todos, ya sorprendió que Kerejeta le renovara cuando Peras, en Croacia, ya sopesaba otros destinos. Mucha, quizá demasiada presión.

Los baskonistas tienen un motivo más para conjurarse e iniciar el Top 16 con una victoria en Tel-Aviv. No me sorprendería.

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