Unax Ugalde y Luis Goya serán los protagonistas de la presente edición de Zinemastea. El joven gasteiztarra recibirá el premio «Uno de los nuestros», que en ocasiones anteriores ha sido concedido al también actor Txema Blasco, al director Juanma Bajo Ulloa y al compositor Bingen Mendizabal. Mientras, Luis Goya será recordado con la proyección de «La Sombra de nadie», la película que aún estaba inacabada cuando murió.

Esta película fue dirigida por Pablo Malo, quien en 2004 obtuvo el Premio Goya al mejor director novel con «Frío Sol de Invierno», programada también en la Semana de Cine Vasco, que proyectará un total de 22 largometrajes y 33 cortos.

A lo largo de seis días, se proyectarán, entre otras, «La Distancia», de Iñaki Dorronsoro; «El síndrome de Svensson», de Kepa Sojo; «Nomadak Tx», de Raúl de la Fuente; «Zeru Horiek", de Aitzpea Goenaga; «Noticias de una Guerra»; de Eterio Ortega; «La Buena Voz», de Antonio Cuadri; «Esto no es la vida privada de Javier Krahe», de Ana Murugarren y Joaquín Trincado; «Segundo Asalto», de Daniel Cebrián; «Calle Silencio», de José María Gutiérrez; «Txorixak Galduta Egozenian», de J. M. González, «Kutsidazu Bidea Ixabel», de Fernando Bernués y Mireia Gabilondo; «El Productor», de Fernando Méndez-Leite, o «Locos por el sexo», de Javier Rebollo. Entre los cortos, se encuentran «Silencios», de Ainara Trigueros; «Una historia de invierno», de Iván Cortázar; «Lágrimas de Luz y de Sombra», de Jorge Bario; o «Las bellas durmientes», de José Albaina.

La jornada de clausura se centrará en el fenómeno «www.quevidamastriste.com», un proyecto que empezó como una aventura audiovisual de un grupo de amigos de Bilbo y que cuenta ya con una media de diez mil visitas diarias.

Ya va siendo hora de que se hable claramente de que el cine comercial es igual en todas partes, y no sólo en Hollywood viven de las continuaciones de los éxitos de taquilla. La actual comedia italiana, al menos la que nos llega, no es ni sombra de lo que fue y da pena ver a Carlo Verdone o Sergio Rubini, que hace más de veinte años parecía que prometían, convertidos en una patética caricatura de sí mismos.

Quien los dirige es un oportunista especializado en saldos llamado Giovanni Veronesi, que triunfó con una tardía vuelta a las películas de episodios. Todavía no me explico las razones por las cuales gustó tanto en nuestro mercado «Manuale d'amore», al punto de que esta segunda parte va orientada hacia la prolongación del fenómeno en el Estado español.

Además de la inclusión en el reparto de una Elsa Pataky elevada a la incomprensible categoría de invitada estelar, sendos episodios están consagrados a ensalzar sin disimulos el adelanto de la sociedad de la que procede dicha actriz sobre los acomplejados italianos a los que Berlusconi ha dejado a la cola de Europa.

Lo que la humorista de televisión Sabina Guzzanti utilizó en «Viva Zapatero!» como una comparación satírica es explotado de forma descarada en «Manuale d'amore 2. Corregido y aumentado» para ganarse al público castellanoparlante.

En el capítulo titulado «La maternidad» una pareja italiana que desea tener hijos ha de viajar a una clínica puntera catalana para recurrir a la fecundación asistida, por encontrar trabas legales y burocráticas en su país. En «El matrimonio» son dos homosexuales los que se personan en el ayuntamiento de Barcelona para que un concejal pueda casarles, cosa que tampoco está a su alcance en Italia. Lo único de lo que parecen presumir los transalpinos en esta película es de la belleza de Monica Bellucci, desperdiciada en «Eros», segmento que, como su título indica, pretende resultar erótico, claro que a costa de vestirla de enfermera y envolverla en una estética hortera y trasnochada.