Con la liga de fútbol inmersa en la segunda vuelta, a nadie escapa la muy preocupante situación clasificatoria de la Real. Tras los continuos mensajes a la esperanza, la propia plantilla txuri urdin se ha conjurado para darle la vuelta a su situación clasificatoria, a falta de quince jornadas para el final de la Liga. Prueba de ello es la rueda de prensa posterior al entrenamiento que ofreció ayer el lateral blanquiazul Gerardo.

El jugador realista no se mordió la lengua y afirmó que los ánimos están «jodidos».

«No es normal ganar sólo dos partidos de 23; nunca me había pasado. Pero hay que seguir. El día a día se hace difícil, pero quedan 15 partidos y hay posibilidades. No podemos estar tristes, llevamos un escudo, representamos a una ciudad y tenemos que morir en el campo para lograr esas ocho o nueve victorias», dijo el jugador.

El ex jugador del Málaga hizo un ejercicio severo de autocrítica, en referencia al escaso bagaje estadístico de su equipo, previo a los siguientes partidos que deberá jugar la Real.

«Estamos hablando de finales desde hace dos o tres semanas, y el equipo lo ha intentado, pero siguen sin llegar resultados positivos Aún así no podemos bajar los brazos, y por nosotros que no quede» afirmó.

Cuando le fueron comentados los malos números de la Real, Gerardo fue explícito. «Lo reconozco todo; es lamentable, no tengo excusas, y me da hasta vergüenza», aseguró el defensa. «Pero si empiezo a pensar en las estadísticas al final me meto debajo de la mesa».

Ganar de una vez

De tal modo, Gerardo se planteó darle la vuelta a esos datos. «Son muchas jornadas en las que no te llega el premio a tamaño esfuerzo, lo que te mina la moral. La confianza se coge ganando un partido, no haciendo florituras; y hasta que no ganemos no la tendremos. Ojalá el domingo o el lunes pueda decir: `Hemos ganado de una vez'», sentenció.

Al menos pudo atisbar cierto elemento diferenciador entre el clima que vivió en Málaga el año pasado -descendió de categoría- y el que vive en la plantilla donostiarra actualmente.

«El año pasado a estas alturas ya sabía que íbamos a descender. Hubo cosas extradeportivas que nos fueron restando empuje a los malacitanos, y era una muerte anunciada. Pero este equipo tiene una cosa importante: el vestuario. Lo único que falta es el caramelo de la victoria», dijo Gerardo.

El otro jugador que declaró ante los medios fue Gaizka Garitano. El veterano jugador vizcaino ha tenido muchas vivencias en su dilatada carrera profesional. Entre ellas, un final de temporada con el Eibar donde salvaron la categoría con una parte final inmaculada, ganando los últimos partidos, estando a la sazón a once puntos de la salvación, de forma consecutiva contra todo pronóstico.

«Estábamos a once puntos faltando unas 15 jornadas, sí; estábamos en la misma situación. ¿Cómo se consiguió? Ganando un partido. En aquella situación simplemente nos olvidamos de la clasificación, y nos limitamos a defender con la máxima dignidad la camiseta que teníamos -la del Eibar- y fuimos ganando partidos. Primero ganamos uno, luego otro y, cuando nadie creía que nos pudiéramos salvar, nos salvamos», dijo. «Para ganar nueve partidos hay que ganar uno, el siguiente», subrayó.

Partidillo a todo el campo

Debido aque el partido de la Real ante el Deportivo se disputa el sábado, la plantilla trasladó el partidillo de los jueves a la jornada de ayer. Los txuri urdin comenzaron la sesión divididos en tres grupos y a continuación comenzó el citado partidillo, queduró 45 minutos.

La principal novedad estuvo en el concurso de Garrido, lesionado la semana pasada, mientras que Savio y Skoubo abandonaron el entrenamientos por sendas lesiones. Por ello, Mikel Balenziaga, zurdo jugador del Juvenil, pudo ejercitarse con la primera plantilla tras la lesión de Savio. Jesuli también comenzó el entrenamiento, y después realizó carrera continua, al igual que Stevanovic. Labaka y Uranga siguen con su recuperación.

Savio se retiró al sufrir una torsión de rodilla derecha, aunque no se apreciaron signos de lesión de ligamentos. Skoubo, por su parte, sufre un bloqueo intervertebral a nivel lumbar y una contusión muscular en el muslo derecho.