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RIFIRRAFE EN EL TRIPARTITO

Urkullu toma el relevo de Imaz y acusa a EA y EB de actitud desleal con el lehendakari

Las aguas bajan revueltas en el seno del tripartito, más aún tras el agrio intercambio de declaraciones entre el consejero de Justicia de Lakua, Joseba Azkarraga, y el portavoz de la Ejecutiva del PNV, Iñigo Urkullu. El presidente del BBB acusó de deslealtad y cinismo al consejero y cargó contra la actitud mostrada por EA y Ezker Batua tras las elecciones de mayo. Anunció, además, que el PNV estudiará el próximo lunes las manifestaciones de sus socios en el Gobierno.

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Iker BIZKARGUENAGA | GASTEIZ

«No se puede ser más desleal con el lehendakari que utilizando como debate público una controversia iniciada en el mes de julio por declaraciones de líderes de EA y EB-Berdeak en relación a una herramienta como es la consulta y pretendiendo condicionar la iniciativa política en los últimos tiempos». El autor de estas declaraciones, el portavoz del EBB del PNV, Iñigo Urkullu, se refería a lo manifestado la víspera por el consejero de Justicia, Joseba Azkarraga, quien expresó su «más absoluto rechazo» al concepto de transversalidad defendido por Josu Jon Imaz y alentó a las formaciones políticas vascas a que no eludan «la confrontación con el nacionalismo español».

Las palabras del consejero autonómico y dirigente de EA fueron entendidas como una carga de profundidad al discurso mantenido por el presidente del PNV, y el portavoz jeltzale respondió con un tono muy agrio. Y es que, según Urkullu, la actitud de Azkarraga «resulta insultante», y acusó al dirigente de EA de protagonizar «una huida hacia adelante buscando el cuerpo a cuerpo con el presidente del EBB y haciendo seguidismo a PSE-PSOE y Batasuna».

A estas formaciones, el presidente del BBB les acusó de estar buscando «tapar sus vergüenzas» haciéndose eco de «la supuesta división entre el lehendakari y el presidente del EBB, o entre el lehendakari y EAJ-PNV, o del EAJ-PNV de uno o de otro».

«No imponer, no impedir»

Sin embargo, a pesar de la alusión de Urkullu a lo manifestado por dirigentes de EA y de EB, fue el presidente de su partido quien, el 15 de julio, abrió la puerta a la controversia y dio paso a una escalada de declaraciones en torno a la posibilidad de una consulta popular.

Fue a través del artículo de opinión «No imponer, no impedir», publicado en «Deia» y en los diarios del grupo Vocento. Con aquel texto, Imaz trató de cortocircuitar la iniciativa que en aquellas fechas empezaba a poner sobre la mesa el lehendakari, Juan José Ibarretxe, quien había anunciado -una vez más- la celebración de una consulta popular esta misma legislatura.

El líder jeltzale, en su artículo, se expresaba su rechazo explícito a dicha consulta, argumentando que podía ser utilizada por ETA. Concretamente, Imaz señalaba que «una consulta ciudadana planteada como escenario de acumulación de fuerzas para una confrontación política es muy discutible, y desde luego contraria al espíritu y a la letra de la posición de EAJ-PNV expresada en el documento de 2005». Y agregaba, a renglón seguido, que «en las condiciones actuales es más grave. Puede ser el `plan b' al que se acoja una ETA, que declare un alto el fuego `permanente' como los anteriores, esperando que la misma se lleve a cabo».

Asimismo, sostenía que el acuerdo de gobierno suscrito por PNV, EA y EB en 2005 buscaba «alcanzar un consenso integrador en relación con las diferentes visiones y sensibilidades políticas existentes en la sociedad vasca sobre los aspectos cruciales para la normalización política». Toda una declaración de intenciones que Imaz ha venido desarrollando en posteriores declaraciones y que gira en torno a la idea de «transversalidad», concepto que ha sido tan aplaudido desde el PSOE, como rebatido, no sólo por sus socios del tripartito, sino también dentro de las filas jeltzales.

En este contexto de creciente tensión, avivada por el escenario postelectoral, se han producido las declaraciones de Joseba Azkarraga -Javier Madrazo también defendió el mismo lunes la celebración de una consulta- y la posterior reacción de Urkullu.

El portavoz del PNV se dirigió a sus socios señalando que «si no están a gusto compartiendo responsabilidad con EAJ-PNV que lo digan y que, al mismo tiempo, aclaren su posición con respecto a lo escrito y pactado y digan con quién se sienten más a gusto para compartir responsabilidades institucionales».

«Mentir descaradamente»

Volviendo a Azkarraga, a quien trata como dirigente de EA y no como consejero autonómico, Urkullu valoró que sus declaraciones tienen, «cuando menos, un cierto toque de cinismo, cuando a este partido -en referencia a EA-, ni tampoco a Ezker Batua, les ha temblado el pulso en los últimos dos meses en hablar e intentar y, en algún caso, llegar a acuerdos con el PSE, con Batasuna e incluso con el PP, para impedir, en todos los ayuntamientos en los que han podido, que el PNV, aún siendo la fuerza más votada, pudiera asumir la responsabilidad del liderazgo del gobierno institucional». A continuación citó lo ocurrido en los procesos de negociación en las Juntas Generales y para la constitución de las Diputaciones, y aludió a la actuación de estos partidos para acusarles de «mentir descaradamente a la sociedad y a sus votantes».

Y es que, a su parecer, sus socios han estado «hablando algunos de acumulación de fuerzas nacionalistas y de derecho de autodeterminación o de consultas y referéndums, por un lado, y, por otro, impulsando acuerdos con otros partidos que nada tienen que ver con el nacionalismo vasco ni con el compromiso de respeto a la voluntad de la sociedad vasca». Así, el dirigente jeltzale consideró que las declaraciones de Azkarraga y Madrazo, «queriendo marcar el terreno de la acción político-institucional del lehendakari», constituyen «un hecho relevante» que debe ser analizado por el Ejecutivo como «principalmente por EAJ-PNV». «No es posible seguir callados» advirtió a quienes acusó de querer, «desde la provocación al lehendakari y al PNV, sacar pecho, escondiendo su propia situación».

Las aguas bajan muy revueltas a apenas un mes del Pleno de Política General, donde Ibarretxe desgranará sus planes para lo que queda de legislatura.

El consejero de EA defiende su derecho a expresar su opinión

Apenas unas horas después de que Urkullu cargara en su contra, Joseba Azkarraga emitió un comunicado en el que defendía su derecho a expresar su opinión y apuntaba que ni el portavoz jeltzale ni su partido tienen «la exclusiva de la ideología nacionalista». «Se equivoca el señor Urkullu si ve en mis manifestaciones intención de interferir en el debate que tiene abierto el PNV», declaró el consejero de Justicia a este respecto.

Azkarraga destacó que sus declaraciones «son fruto de una reflexión personal hecha desde mis convicciones políticas sobre lo que tiene que ser la actuación del nacionalismo vasco consecuente», e insistió en que «ni el señor Urkullu ni el PNV detentan la exclusiva de la ideología nacionalista».

«Agradecería al señor Urkullu que no trate de endosar responsabilidades al prójimo cuando éste decide ejercer su derecho a la libertad de expresión», interpeló el dirigente de EA al presidente del BBB. Agregó que no considera necesario «perder el tiempo con argumentaciones retóricas» para responder a las dudas que Urkullu «expresa sobre mi lealtad con el lehendakari y con el programa de gobierno que suscribimos PNV, EA y EB». A este respecto, apostilló que «ni actitud con el lehendakari y mi implicación con el Gobierno y la acción cotidiana son suficientemente elocuentes».

El rifirrafe en el seno del tripartito, en cualquier caso, no escapó de la valoración de los portavoces de otras formaciones políticas. Fue el caso del PSE, cuyo portavoz parlamentario y líder en Bizkaia, José Antonio Pastor, no ocultó su preferencia en la disputa y declaró que es «evidente»» la «gran sintonía» que existe entre su partido y el presidente del PNV, «especialmente en los temas relacionados con el proceso de paz». Frente a la postura de Imaz, acusó al lehendakari, Juan José Ibarretxe, de «seguir instalado en una política de crear frentes».

Pastor sostuvo que la tan manida «transversalidad» es «la única solución de futuro para la convivencia de los vascos», y valoró que las declaraciones de Azkarraga suponen «una enorme responsabilidad» y «falta de talla política».

Desde el mismo partido, el secretario general en Gipuzkoa, Miguel Buen, ejerció de portavoz de los afiliados de EA y EB para asegurar que están «empezando a aburrirse de que el PNV los ningunee», mientras que la formación jeltzale «exige disciplina y entrega total a sus tesis».

Buen valoró que el tripartito está fundamentado «básicamente en intereses de poder. Unos por mantenerlo, en el caso del PNV, y EB y EA por tener el poder junto con otros porque ellos por sí solos difícilmente lo podrían tener a nivel de la comunidad autónoma, porque son dos partidos minoritarios».

Por su parte, Pernando Barrena valoró que es necesario que se aclaren aspectos como «a quiénes se consulta, sobre qué, si hay que preguntar a todos los vascos o sólo a una parte». El mahaikide rechazó que sólo se plantee preguntar a los ciudadanos de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. «Los vascos tienen derecho a decidir sobre su futuro y eso tiene mucho que ver con un esquema de solución del conflicto», destacó.

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