Ya está, otra vez, Juan Mari Olano en prisión española. Y los de siempre ayer no ocultaban su alborozo. El editorialista de «El Correo Español» se felicitaba porque «tanto el auto del magistrado de la Audiencia Nacional, como la solicitud de encarcelamiento efectuada por la Fiscalía, acotan el margen de actuación de que disponen aquellos que, beneficiándose de la indefinición legal o de la laxitud en la respuesta de los poderes públicos, continúan haciendo uso de sus derechos para tratar de subvertir el orden constitucional que los ampara». Pues vaya amparo birrioso, ¿no les parece?

No podían faltar las albricias en «La Razón». En el rotativo de la ultra hispana también se felicitaban porque «la contundencia con la que ha actuado el fiscal dista mucho , por fortuna, de la benevolencia demostrada hasta ahora con los dirigentes batasunos, hasta el punto de ser presentados como `hombres de paz'. En todo caso hay que felicitarse por la rectificación del Gobierno y animarle a que siga en esta dirección hasta ilegalizar ANV». Ya empiezan a enseñar la patita. El otro día fue «El País» y ahora «La Razón». Verán como empiezan todos a bailar al mismo son.

Y uno que en otros tiempos no se alegraba por los encarcelamientos de rebeldes, ya se ha sumado al carro. Con desparpajo y sin verguenza, además. Eduardo Uriarte (Teo cuando era destacado miembro de ETA) hacía bromas en «El País» con las cosas con las que no hay que bromear. Según Uriarte, «como ya hemos acabado la negociación con ETA y algunos se han puesto pesados, la Ertzaintza se aplicó en el Boulevard de San Sebastián y la batalla acabó con bastantes heridos. No salieron gratis, como en otras ocasiones, los empujones a los guardias. No debió fiarse Juan Mari Olano de otros episodios anteriores en los que la Ertzaintza daba cuartelillo».

La frivolidad es de cuidado, pero el disparate le daba para más: «Su aquilatada experiencia política tendría que haberle llevado a prever que ya no estamos en el proceso y que, probablemente, la poli se tomaría muy mal los empujones y acabaría utilizando las porras. Ahora bien, si en este país estuviera más claro lo de la legalidad y la ilegalidad, muy probablemente no se estarían dando situaciones como estas». Tiene su gracia que sea Teo el que hable así.