CRíTICA cine
«Hairspray»
Koldo LANDALUZE
Autor hasta el momento de una muy poco destacable filmografía, el coreógrafo y cineasta Adam Shakman ha salido bastante airoso de la difícil prueba que consistía en rodar la versión musical del musical de Broadway que se inspiró en la película del bizarro John Waters.
Obviando casi por completo el espíritu libre e irreverente del primer «Hairspray», Shakman se ha decantado por un producto vitalista y políticamente correcto que fracasa, precisamente, cuando pretende recuperar la denuncia gamberra que el autor de «Pink Flamingos» mostraba en aquel retrato generacional de una época marcada por la televisión, la doble moral y el caos existencial de una juventud que vio en la televisión y en el rock su primera ventana de escape. Incapaz de ocultar su baza decididamente comercial, este nuevo «Hairspray» saca todo el partido a un ramillete de canciones cuya vibrante sonoridad hacen que en momento alguno decaiga el ritmo del metraje.
A pesar de la publicitada aparición de John Travolta travestido y sepultado bajo toneladas de maquillaje, quienes se llevan el premio a la interpretación son los jóvenes intérpretes que forman parte del reparto que, como en el caso de la desconocida actriz Nikki Blonsky, imprimen a su personaje una vitalidad arrolladora.
Enmarcada en una puesta en escena colorista, esta propuesta lúdica y un tanto descafeinada se salva del naufragio gracias a un repertorio de canciones y coreografías que, como en el caso de «Good morning Baltimore» y «Welcome to the 60's», describen a la perfección la personalidad y el paisaje en el cual transcurre la trama.
Es una lástima que el director Shakman no haya sacado todo el partido a la extraña pareja formada por John Travolta y Christopher Walken; pero ello queda compensado con la divertida aparición de James Marsden y el rol pérfido que ejecuta Michelle Pfeiffer como mefistofélica directora del programa televisivo que aboga por el baile limpio y blanco.
Para completar este constante movimiento de caderas, merece la pena destacar del conjunto la apoteosis musical («You can't stop the beat») que cierra este viaje a la cara más feliz de aquellos endiablados años sesenta.
Dirección: Adam Shankman.
Intérpretes: John Travolta, Michelle Pfeiffer, Amanda Bynes, Queen Latifah, Christopher Walken, James Mariden, Nikki Blonsky.
Música: Mark Shaiman.
Fotografía: Bojan Bazelli
Género: Comedia musical.
País: EEUU, 2007.
Duración: 117 m.