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De Álex de la Iglesia hasta «El resplandor», pasando por la FNAC

Con motivo de la Semana Fantástica y de Terror en FNAC de Donostia acaban de inaugurar una exposición de materiales inéditos de Stanley Kubrick, compuesta de fotografías de su archivo personal y algunos de sus objetos de trabajo. Es una oportunidad para descubrir a un Kubrick capturado por la cámara, mientras supervisa las secuencias que está rodando

Iratxe FRESNEDA

Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Hay días en los que parece que todo nos conduce hacia un mismo lugar. Y en las últimas jornadas todo parece desviar mi atención hacia Stanley Kubrick. La semana pasada un amigo me pasaba unos vídeos «censurados» que Álex de la Iglesia había hecho para la FNAC. En uno de ellos dos dependientes discuten sobre las localizaciones de «Eyes wide shut»: que si Londres, que si Nueva York, que si «bobo-tonto»... Su final, predecible. Y como una es curiosa, me puse a rebuscar por ahí algo de información sobre los lugares donde rodó sus películas. Encontré una página de Internet en construcción, «Kubricklocations», en la que aparecen algunas de las localizaciones donde se filmaron sus largometrajes. Pero la cosa no acaba aquí. Con motivo de la Semana de Cine Fantástico y de Terror, en la FNAC de Donostia acaban de inaugurar una exposición de materiales inéditos del cineasta, compuesta de fotografías de su archivo personal y algunos de sus objetos de trabajo. Es una oportunidad para descubrir a un Kubrick capturado por la cámara, mientras supervisa las secuencias que está rodando. «Los archivos de Stanley Kubrick» reúne fotografías, hojas de rodaje, cartas, guiones y objetos relacionados con la elaboración de las películas del neoyorquino. Se incluyen las morbosas máscaras utilizadas en su último filme, «Eyes wide shut». En las instantáneas se puede ver al cineasta en alguno de sus rodajes: en el de «Espartaco», durante «La naranja mecánica»; en «El resplandor», en «Barry Lindon» o en el de «Lolita». Fijándome en las fotos me detengo en una de ellas, en la que Jack Nicholson en primer plano deja ver tras de sí unos espejos que nos muestran a un Stanley Kubrick sonriente abrazándose a Shelley Duvall. En su momento, técnicamente «El resplandor» fue reconocida por la crítica, pero muchos «entendidos» no la consideraron como una muestra de lo que debe ser el cine de terror. Me vienen a la memoria (releo) las declaraciones que hizo Stephen King sobre la versión cinematográfica de su historia: «Kubrick quería hacer un filme de horror y lo que yo sentí es que había hecho un filme sobre el vacío total, sin entender las bases del género. Es el error de un hombre que está tan seguro de que es incapaz de cometer un error, que eligió hacer una película de un género que no comprende». Personalmente, cada vez que veo «El resplandor» sigo sintiendo escalofríos.

 
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