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La suerte de pasear por una gran ciudad sin atascos

«Soy leyenda»

Will Smith es un privilegiado por cobrar un sueldo millonario y por permitirse un lujo que no está al alcance de ningún ciudadano: ser el único habitante en una Nueva York sin aglomeraciones y enteramente a su disposición. Es un sueño hecho realidad en «Soy leyenda», primera película que respeta el título original de la novela de Richard Matheson.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

La novela de Richard Matheson «Soy leyenda» se ha convertido en una de las obras más influyentes del género fantástico, no sólo ya de la ciencia-ficción. Por eso la responsabilidad para los autores de esta tercera adaptación cinematográfica es mucho mayor que la que pudieron tener en su día los de las dos anteriores. El octogenario escritor, que vive semiretirado y delega funciones en sus hijos, publicó el libro en 1954, situando la acción en la entonces futura década de los 70, que para nosotros ya es el pasado. La segunda versión, protagonizada por Charlton Heston y titulada originalmente «The Omega Man» («El último hombre...vivo»), vino a coincidir con la época de la ambientación, por lo que posee un encanto irrepetible. Además, el guión del matrimonio Conrrigton se permite muchas licencias con respecto a la novela, con aciertos como el de la explicación de la inmunidad del protagonista o la conversión de los mutantes en una secta fanática regresiva y anticientífica llamada La Familia.

Warner compró los derechos e hizo lo que creyó oportuno y, como quiera que siguen siendo suyos, ha vuelto a hacer uso de ellos. No deja de ser, en definitiva, un pulso de la compañía consigo misma, puesto que la primitiva versión es totalmente desconocida para el gran público. Fue la Hammer inglesa la que tuvo en sus manos la obra de Matheson antes que nadie, pero se la traspasó a una compañía italiana que en 1964, la transformó en una producción de serie B a mayor gloria del gran Vincent Price. «L'ultimo uomo della terra», dirigida entre Sidney Slakow y Ubaldo Ragona, es objeto de una reciente revalorización por parte de los estudiosos, que han reencontrado en su terrorífica atmósfera en blanco y negro rastros de la influencia mathesoniana presente en «La noche de los muertos vivientes», tal como lo ha reconocido el propio director estadounidense George A. Romero.

Los intentos de Warner por poner en marcha la tercera versión, respetando el título literario de «Soy leyenda», se remontan a hace diez años. Se habló de distintas estrellas del momento para sustituir a los previos Vincent Price y Charlton Heston en el papel central del superviviente, pero las distintas opciones fueron desestimadas a favor de la representada por Arnold Schwarzenegger, con el fin de relanzar su carrera venida a menos. Ridley Scott comenzó a preparar un guión, hasta que en el estudio temieron que unir a un actor y a un director en horas bajas dentro de una película tan cara podría ser un suicidio. Se dejó reposar el proyecto durante un tiempo prudencial, suficiente para que el director Michael Bay lo quisiera actualizar con un actor más en boga: Will Smith. La idea era ya más del agrado de los ejecutivos, pero el estreno de la película de Danny Boyle «28 días después», con una temática muy similar, volvió a enfriar las cosas. Justo cuando se empezó a hablar de que «Soy leyenda» parecía definitivamente inviable, surgió el guionista y productor Akiva Goldsman, el de «El código Da Vinci», para reactivar la preparación del rodaje, llamando a tal efecto a un realizador de su confianza, Francis Lawrence, a quien había respaldado en su debut con la película «Constantine».

Es curioso que una película que tanto costó echar a andar, al final se haya precipitado en su filmación, porque el estelar Will Smith ha ido a quedarse libre antes de tiempo, al retrasarse el rodaje de «Hancock». Akiva Goldsman no ha tenido otro remedio que volver sobre el guión inicial de Mark Protosevich, mantenido milagrosamente a pesar de todos los cambios de directriz que ha sufrido el proyecto, junto con las improvisaciones para los diálogos adicionales del mismísimo Will Smith. Las prisas de última hora han afectado también a los efectos especiales, debido a que los efectos de maquillaje para las criaturas mutantes no resultaban creíbles, según pudo comprobar Francis Lawrence una vez metido en faena; así que ha habido que recurrir a la digitalización para dar forma a esos seres rebautizados como «Buscadores de la oscuridad» y que, en la novela escrita por Richard Matheson, son vampiros. Un añadido que ha disparado el presupuesto por encima de la barrera de los 150 millones de dólares, puesto que los efectos digitales estaban en principio pensados para dar forma a los distintos escenarios de ese Nueva York desolado del no tan lejano año 2009.

Llegados a este punto, hay que aclarar que la elección de la Gran Manzana como nueva localización se debe en parte a la necesidad de remarcar, frente a las versiones precedentes, que «Soy leyenda» resulta superior por su mayor despliegue de medios. El emplazamiento original de Los Ángeles hubiera resultado menos costoso, ya que se trata de una ciudad que, a ciertas horas del día, puede llegar a estar vacía. En Nueva York eso no es posible y había que paralizar el tráfico creando una serie de alteraciones inviables por motivos de seguridad. Para dar la sensación de vacío, con las calles completamente desiertas, era cuestión de eliminar digitalmente todo cuanto no debía aparecer en pantalla, además de añadir elementos que indicaran que la metrópoli se encontraba abandonada y despoblada, como la hierba y los matojos creciendo entre las grietas del asfalto.

Con todo, «Soy leyenda» no puede presumir de ser la película más cara de la historia, por lo que sus productores han anunciado a bombo y platillo que contiene la secuencia más cara de la historia. Apenas dura seis minutos y ha costado más de cinco millones de dólares, por las dificultades estratégicas que entrañaba su filmación. Es un flash-back en el que el protagonista recuerda los momentos de pánico, cuando se produce la evacuación en masa tratando de huir de la mortífera pandemia que está a punto de acabar con la humanidad. Hubo que reunir a mil extras en el puente de Brooklyn, junto con un equipo técnico compuesto por 250 miembros. Las medidas de control tomadas a raíz de los sucesos del 11-S exigieron la toma de la zona por los militares y la Policía, haciendo de ella un área restringida.

A nivel temático, la película reivindica el sentido de la anticipación que tuvo hace más de cincuenta años Richard Matheson, en cuanto que la propagación de ese virus mortal refleja los conocidos síntomas físicos y consecuencias sociales del sida. El hecho de que el protagonista sea científico le coloca en una posición privilegiada para experimentar con su propio cuerpo, a la vez que busca más supervivientes entre un hipotético porcentaje de personas inmunes. Esta nueva versión de «Soy leyenda» hace hincapié en el concepto de la soledad absoluta en medio de un mundo devastado, por lo que durante toda la primera hora vemos a Will Smith completamente aislado y de ahí que se hayan establecido comparaciones con la película de Robert Zemeckis «Náufrago». Su rutina consiste en realizar una ronda diaria acompañado por su perro, disfrutando de la falta de aglomeraciones urbanas y del estrés provocado por el ruido, aunque al llegar la noche ha de fortificarse y hacer frente a las hordas de mutantes.

Ficha

T.O.: «I Am Legend».

Dirección: Francis Lawrence.

Guión: Mark Protosevich y Akiva Goldsman, sobre la novela de Richard Matheson.

Intérpretes: Will Smith, Salli Richardson, Paradox Pollack, Alice Braga, Charlie Tahan, Thomas J. Pilutik, Willow Smith.

País: EE.UU, 2007.

Duración: 101 minutos.

Género: Ciencia-ficción.

La historia de Richard Matheson, en el cine

Bien sea como autor de novelas y relatos llevados al cine, o bien, como guionista televisivo, la obra del estadounidense Richard Matheson llena las pantallas. De su imaginación nació el mítico telefilm de Steven Spielberg «El diablo sobre ruedas», junto con su decisiva contribución a series de culto como «En los límites de la realidad» o «La hora de Alfred Hitchcock». Entre las adaptaciones cinematográficas más conocidas se encuentran los siguientes títulos: «El increíble hombre menguante», «La leyenda de la mansión del infierno», «El último escalón», «En algún lugar del tiempo» y «Más allá de los sueños». Mikel INSAUSTI

FRANCIS LAWRENCE

«Es la historia por antonomasia de un hombre contra el mundo y éste es el motivo por el que continúa cautivando la imaginación de las personas medio siglo después de haber sido escrita».

ESCENAS DE ACCIÓN

Esprintar por las calles abandonadas, colgarse en el aire cabeza abajo a gran altura, conducir un veloz Ford Mustang, saltar por encima de coches oxidados y luchar con dobles son algunas de las escenas de acción de la película.

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