¡Vaya campaña¡ Como siempre, a ver quién la dice más gorda. Vayamos por partes.

El Padre. El Sr. Ramón Jáuregui vuelve como otros insignes dinosaurios socialistas a territorio conquistado después de un interesado periodo entre bambalinas en la capital del reino -¿no sería el GAL quien produjo tantos mutis por el foro?- y proclama que «los jueces no merecen una insurrección como la del Gobierno Vasco». Hay que darle toda la razón. Lo que se merecen es una insurrección popular generalizada, una desobediencia civil organizada y manifestaciones todos los días de la semana, por lo menos hasta depurar la judicatura fascista española o poner la muga en Miranda de Ebro.

El Hijo. El Sr. Urkullu. Andan como levitando, caminan sobre las aguas, siempre por encima del bien y del mal. El PNV cada vez recuerda más a los seminarios, hoy en día vacíos. La izquierda abertzale quiere ser ilegalizada, dixit. Siempre ha habido caraduras, por no decir algo más gordo, pero atreverse a decir semejante barbaridad con la que está cayendo... Seguramente se estarán mondando en los batzokis de semejante ocurrencia, pero ya sabemos, el negocio es el negocio y los 100.000 votos perdidos hay que recuperarlos como sea, que las poltronas están en juego. Dignidad, y a procurar que les fallen las cuentas.

El Espíritu Santo. O la Conferencia Episcopal, que es más o menos lo mismo. Estos no levitan, van al grano directos. Sólo les falta sacar bajo palio lo que quede de Paquito y canonizarlo, pero todo llegará. ¿Todos los católicos y católicas serán tan fachas? ¡Animo auzook, la apostasía es el camino al señor!