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Un proyecto europeo cataloga hasta 10.000 especies invasoras

El cormorán que se come nuestras truchas, la planta de la Pampa que crece y crece en los arcenes y taludes de nuestras carreteras, el mejillón cebra que sube aguas arriba de nuestros ríos. Son algunas muestras de especies invasoras conocidas en Euskal Herria. El primer inventario a nivel europeo sobre esta otra «globalización» eleva ya la cifra de esos animales y plantas a más de diez mil.

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Joseba VIVANCO|

Un equipo de investigadores alemanes y daneses ha encontrado pruebas de que el ctenóforo americano (Mnemiopsis leidyi) podría estar amenazando a las poblaciones de bacalao del Mar Báltico. Esta medusa, que es autóctona de la costa este de América del Norte, ha sido introducida en el Mar Báltico probablemente por medio del transporte marítimo y se alimenta de zooplancton, igual que los peces, así como de larvas y huevas de peces.

La Mnemiopsis leidyi se ha extendido cada vez más desde su descubrimiento en el Mar Negro en la década de los años ochenta. De allí avanzó al Mar de Azov, al Mar de Marama, al Mediterráneo y al Mar Caspio, acompañada siempre de un descenso drástico de las poblaciones de bacalao.

Seguramente es una más de las especies invasoras que desde 2005 ha conseguido catalogar el proyecto europeo DAISIE (Delivering alien invasive species inventories in Europe), que en este tiempo ha elaborado un inventario que proporciona la primera visión general paneuropea de más de diez mil peces, aves, plantas, insectos y otras especies no autóctonas que viven entre nosotros.

«La verdad es que no nos esperábamos tan alto número de especies no nativas. Y éstas son una parte, porque cada año llegan más», puntualiza el investigador gallego Carlos López-Vaamonde, que participa en esta catalogación en el Instituto Nacional francés de Investigación Agrícola (INRA), organismo que lidera el proyecto.

Muchas de estas especies nos son conocidas, como el mejillón cebra, el visón o el cangrejo americano; pero casi dos tercios de las especies clasificadas pueden encontrarse en ambientes creados por el hombre o seminaturales, como nuestras casas, campos, parques y jardines.

Hay aves y animales que fueron introducidos intencionadamente para la caza o la pesca y plantas importadas para nuestros jardines. Entre ellos está la cotorra de kramer (Psittacula krameri), cuyo plumaje de color verde vivo y su reclamo característico es conocido en gran parte de Europa, desde Gran Bretaña, en el norte, a Grecia, el Estado español e Italia en el sur. Se teme que estas aves de colores vistosos podrían desplazar a especies autóctonas con hábitos de anidación similares, tales como el gorrión, el trepador azul y el estornino europeo.

Portadores de virus

Pero por lo que respecta a los invertebrados, la mayoría llegó aquí de manera accidental. Un ejemplo paradigmático es, por ejemplo, el del mosquito tigre de Asia (Aedes albopictus), que llegó a Europa en el agua acumulada en neumáticos usados. En la actualidad se ha extendido en Italia y en los Balcanes occidentales. El insecto, originario del sureste de Asia, es portador de varias enfermedades graves, entre ellas la fiebre del dengue, el virus Chikungunya y el virus del Nilo Occidental.

«Hay muchos invertebrados exóticos que llegan en bonsais importados de Asia, desde donde procede alrededor del 30% de esos invertebrados. La importación de palmeras representa otra vía de introducción de especies exóticas de insectos», expone otros ejemplos López-Vaamonde.

Hoy, bonsais, plantas de acuarios y flores son vectores más importantes de introducción de especies que la propia importación maderera. Una de las sorpresas que se han llevado los investigadores es el origen tropical o semitropical de alrededor del 37% de los invertebrados. Es probable que, debido a que las temperaturas están ascendiendo en gran parte de Europa, resulte más fácil para las cantidades cada vez mayores de especies llegadas de regiones tropicales adaptarse a la vida en Europa, especialmente alrededor del Mediterráneo. Conocer estas especies, su origen, dieta, hábitat, fecha de llegada y el impacto económico y ecológico de cada una de ellas es lo que pretende el proyecto IDAISIE. Atajar esa llegada sería una de las aplicaciones de este catálogo.

Se actúa con el mal ya hecho

Este investigador gallego considera que «un control fitosanitario más rígido de las importaciones ayudaría a minimizar el establecimiento de especies exóticas. El gran problema es que son frecuentemente detectadas cuando las poblaciones son pequeñas y con frecuencia nadie actúa a tiempo para erradicarlas». Cuestiona que «cuando se ve el impacto económico suele ser demasiado tarde o caro para establecer un sistema de erradicación. Así pues, es urgente centralizar la información de nuevas especies que llegan cada año y establecer un sistema de detección temprana de estas invasiones que permitiese una erradicacion eficaz».

mejillón cebra

La Diputación de Bizkaia ha anunciado una campaña dirigida a adoptar medidas de prevención para tratar de evitar el desembarco del mejillón cebra en este territorio, tras detectarse su presencia en ríos vascos.

Diagnóstico cav

La UPV-EHU elabora en la actualidad un informe diagnóstico de las especies exóticas invasoras vegetales en la CAV, para el Gobierno de Lakua, en el marco del desarrollo de la Estrategia Vasca de Biodiversidad.

La Antártida también es víctima de esta «globalización» invasora

Australia, Nueva Zelanda, Madagascar, Hawai, Galápagos o Sudáfrica son algunos ejemplos de lugares del planeta «invadidos» por plantas foráneas. La Antártida, el último refugio terrestre, corre el riesgo de serlo. Semillas, esporas, ácaros, liquen y musgo extraños al continente han sido traídos inconscientemente por científicos y turistas, y podrían perturbar la vida en las frías tierras.

La Antártida es conocida, sobre todo, por los pingüinos, las focas y las ballenas, pero los científicos están encontrando un grupo de pequeños organismos que incluyen desde una especie parecida a los insectos hasta musgo. Y temen que el calentamiento global pueda crear condiciones aptas para merodeadores como ratas o ratones en la Antártida, donde la criatura terrestre más grande es actualmente una especie de mosquito pequeño no volador.

En cuanto a las plantas, un tipo de césped europeo, agrostis stolonifera, estaría entre las amenazas si ocurre un deshielo. «Es una especie que está por todas partes, ya se encuentra en la mayoría de las islas antárticas», explica Dana Bergstrom, de la División Antártida Australiana, quien dirige un proyecto internacional de investigación llamado ``Aliens en Antártida''.

Las especies invasoras han afectado la vida en la tierra desde hace tiempo, desde conejos llevados a Australia por los colonizadores europeos hasta el mejillón cebra, una especie de molusco ruso que invadió los Grandes Lagos de Estados Unidos, y ahora la Antártida es un blanco. «La Antártida es el último bastión de un medio ambiente impoluto comparado con el resto del mundo», comenta esta experta. GARA

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