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Iñaki Lekuona Periodista

Las reglas del juego

De las declaraciones que Rodríguez Zapatero lanzó el sábado ante la militancia socialista reunida en el Kursaal dos me llamaron la atención. La primera, dirigida en principio al lehendakari Ibarretxe pero que también tiene otros destinatarios como los que defendieron una autonomía a cuatro en Loiola: «Nunca saldrá adelante un proyecto que quiera dividir a la sociedad vasca». Un proyecto «minoritario», precisó.

Olvida el señor secretario general del Partido Socialista Obrero Español que el proyecto actual, ése basado en la Constitución española, en el Estatuto de Gernika y en el Amejoramiento del Fuero, también divide a la sociedad vasca, no sólo desde un punto de vista político, sino de hecho administrativamente. Y eso, a pesar de que el PSOE defendió en los setenta aquello de «Nafarroa Euskadi da» y aquello otro del «Gora Euskadi Askatuta», que ya lo gritó Felipe González en Anoeta al ladito de una pancarta que mentaba la hoy tan criminalizada autodeterminación. Será que entonces este proyecto no estaba tan afilado como para dividir. La segunda declaración llamativa pronunciada por el jefe del gobierno español es la de que «sólo aquellos que respetan las reglas y que tienen capacidad de defender sus ideas con las palabras pueden participar en el juego democrático». O sea que no sólo hay que respetar las reglas de un proyecto que divide, sino que hay que resignarse a que ese proyecto pueda reinventarse a golpe de tribunal para, en plena precampaña electoral, privar de instrumentos políticos a un cuerpo ideológico compuesto por decenas de miles de personas y de paso presentarse ante el electorado español como un firme gendarme en favor de la unidad de la patria y en contra del separatismo.

Según la edición del 11 de enero del «Express de Belgrado», el señor Rodríguez Zapatero habría obtenido el compromiso del resto de gobiernos de la Unión Europea para que Kosovo no proclame su independencia antes del 10 de marzo, curiosamente el día después de la generales españolas. Está bien eso de las reglas de juego que se reinventan a sí mismas por razón de estado o simplemente por puritito interés de partido. Eso es democracia y alta política. Todo lo demás son proyectos que dividen o simplemente ilegales. Dentro de poco, los jueces meterán a la gente a la cárcel sólo por pensar. Pero qué idiota, eso pasa ya.

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