KOSOVO DECLARA LA INDEPENDENCIA
EEUU y la UE piden calma y Rusia apela al Consejo de Seguridad
Mientras Rusia forzaba una nueva reunión del Consejo de Seguridad, EEUU y los principales valedores europeos de Kosovo se mostraron prudentes en un intento de no calentar los ánimos de sectores de la población serbia. Al cierre de esta edición se habían registrado incidentes y protestas aisladas en Belgrado, en la frontera entre Serbia y Kosovo y en el enclave norteño y étnicamente dividido de Kosovska-Mitrovica.
GARA | PRISTINA
Tal y como estaba escrito, la mayor parte de los países occidentales reaccionaron con moderación y con mensajes a la calma tras la declaración de independencia de Kosovo.
EEUU, principal valedor de la independencia del enclave, se limitó a «tomar nota» y a anunciar que altos responsables de la Administración Bush habrían contactado con sus homólogos rusos y serbios. La Casa Blanca añadió además que trabajaba coordinadamente con la Unión Europea para «hacer una declaración próximamente».
La UE, de la mano de la Presidencia de turno a cargo de Eslovenia y por boca del alto responsable de Exteriores, Javier Solana, llamó a evitar «toda violencia» y mostró su esperanza de que «los líderes políticos kosovares estén a la altura de las circunstancias».
Los cuatro grandes
En similares términos se expresaron las cancillerías del núcleo duro de la UE (Alemania, Estado francés, Gran Bretaña e Italia). Estos cuatro estados anunciaron una declaración oficial tras la reunión hoy de los ministros de Exteriores de Bruselas a favor del reconocimiento de la nueva realidad estatal balcánica.
El Gobierno británico hizo un llamamiento oficial a la «unidad y al liderazgo» de la Unión ante el caso de Kosovo.
Del bloque de los seis estados miembros opuestos, sólo Eslovaquia y Rumanía anunciaron ayer que su posición no ha cambiado respecto a la cuestión.
Rusia insiste en su veto
El Gobierno ruso, por su parte, exigió y logró una convocatoria urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que como potencia nuclear tiene poder de veto. Una maniobra similar el pasado jueves quedó finalmente en nada.
El Kremlin advirtió ayer al nuevo Estado kosovar contra cualquier intento de reprimir a la minoría serbia si ésta decide no respetar esta proclamación de independencia.
En el marco de la estrategia rusa, tanto Abjasia como Osetia del Sur, enclaves dentro de las fronteras de la república caucásia de Georgia, anunciaron su intención de pedir a través de su aliado ruso el reconocimiento de su independencia al Consejo de Seguridad.
Por su parte, el Gobierno georgiano mostró su preocupación por una posible decisión de Moscú en este sentido.
Incidentes aislados
El Gobierno serbio rechazó la independencia de Kosovo y exigió su anulación. Coincidiendo en el fondo con las duras diatribas del primer ministro, Vojislav Kostunica, y del ministro para Kosovo, Slobodan Samardzic, el presidente serbio, Boris Tadic, insistió, no obstante, en que Serbia no recurrirá a la fuerza.
Frente a los augurios interesados por parte de cierta prensa de estados, como el español, renuentes a la independencia de Kosovo, las primeras horas tras su declaración formal desde Pristina fueron seguidas por escasos y aislados incidentes.
Dos granadas fueron lanzadas ayer sin provocar víctimas contra un tribunal de la ONU y contra la sede de la futura misión de la UE en el enclave mayoritariamente serbio de Kosovska-Mitrovica, en el norte de Kosovo. Esta sede fue atacada el pasado jueves. Las fuerzas de la OTAN (Kfor) en Kosovo estaban en estado de alerta y reforzadas con más soldados para patrullar las calles de esta ciudad, étnicamente dividida por el río Ibar.
Horas antes, cientos de veteranos del Ejército serbio, vestidos con uniforme, trataron de entrar en Kosovo por el puesto fronterizo de Merdare. La Policía serbia les dio paso, no así el servicio de Policía de Kosovo (KPS), fuerza policial en la que se enrolaron parte de los guerrilleros de la antigua UÇK. «Hemos decidido volver sobre nuestros pasos a Kursumlija para discutir sobre la situación», anunció Dejan Milosevic, líder de los veteranos de la villa.
En Belgrado, cientos de jóvenes intentaron atacar la embajada de EEUU y fueron dispersados por la Policía.
También se registró una manifestación en Novi Sad, segunda ciudad del Estado serbio.
En la República Srpska, ente serbio en Bosnia Herzegovina, hubo llamamientos a salir a la calle en Banka Luka. Sus líderes rechazaron la independencia y denunciaron la emisión por la televisión bosnia de la sesión parlamentaria en Pristina.
El escritor albanés Ismaïl Kadare saludó ayer «la buena noticia» de la proclamación de la independencia de Kosovo y afirmó que confia en que la familia de los pueblos «acogerá con benevolencia a este huésped que llega con bastante retraso». El escritor indicó que «es una buena noticia no sólo para los albaneses, sino para todo el mundo, sobre todo para los países europeos y los de la OTAN, comprometidos durante la guerra para salvar Kosovo». En su opinión, «con un nuevo estado Europa se despertará y se sentirá más rica, más civilizada, más humana. Cualquier libertad adquirida es un enriquecimiento de valor y civilización», explicó.
Para Kadare,«la independencia de Kosovo será un factor de estabilidad y paz para todos los Balcanes». Lo mismo sucede para los que, «por error», piensan que esta independencia podría dañarles, destacó, para añadir que «la historia de la humanidad no conoce ejemplo en que la libertad de un pueblo pueda ser nociva. Todo lo contrario».
Según Kadare, «la normalidad de Kosovo, su transformación de un modelo de violencia y odio al modelo del respeto de los derechos humanos, de las normas democráticas y de la cohabitación armoniosa entre las distintas etnias será un reto».
El aspirante al Nobel de Literatura señaló que «los albaneses de Kosovo son el único pueblo de Europa que pasó de una ocupación a otra, como pasar de una noche a otra sin ver nunca la luz». En su opinión, «la verdadera cara de un pueblo no se manifiesta bajo la ocupación sino en la libertad, ya que un pueblo libre es totalmente diferente del que no lo es». «Tengo confianza en que se mostrarán dignos y responsables frente a ellos mismos, y también, frente a todos los pueblos libres, que esperan mucho de ellos».
Los partidos y agentes vascos siguen de cerca el caso de Kosovo y lo toman como una nueva lección de la imposibilidad de negar los derechos de los pueblos. Así lo hicieron, desde ópticas muy diferentes, tanto el Gobierno de Lakua como Batasuna.
La portavoz del Gabinete de Ibarretxe, Miren Azkarate, dijo que el proceso en sí muestra la victoria del concepto de que las soluciones deben basarse en la decisión popular, y que ha sido este criterio el que «está sirviendo para encauzar de forma pacífica y democrática conflictos de identidad en sociedades modernas y avanzadas, desde Quebec a Montenegro pasando por Irlanda».
EA, por su parte, presentó una declaración junto a sus socios catalanes y escoceses en la que muestra su satisfacción y augura que «el Estado español terminará reconociendo a Kosovo, como hizo el Estado francés en su día con Eslovenia».
Batasuna, por su parte, ve otra lección en Kosovo: la de la necesidad de diálogo y acuerdo para resolver los conflictos que generan las negativas a aceptar el derecho de autodeterminación. Recuerda que siempre ha apostado por ello y censura la «intervención selectiva» de algunos estados a los que acusa de moverse sólo en función de sus intereses geoestratégicos.
Saluda además que el caso de Kosovo muestra que «en el siglo XXI, las fronteras no son inamovibles en Europa». «¿Por qué no es posible en Euskal Herria?», concluye.
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