Cuatro palestinos, tres de ellos combatientes de Hamas y un civil, resultaron muertos ayer durante una nueva incursión del Ejército israelí en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza. En la misma operación resultaron heridas nueve paersonas, indicaron fuentes palestinas.

Unidades de infantería apoyadas por helicópteros iniciaron la operación en la noche del sábado «contra infraestructuras de organizaciones terroristas» y en el transcurso de la misma, que finalizó ayer, veinte palestinos fueron secuestrados y llevados a territorio israelí.

Por otro lado, ayer se supo que la bomba lanzada el viernes por el Ejército sionista contra la vivienda de Ayman Fayer, uno de los líderes de la Yihad Islámica en Gaza, y que causó la muerte de ocho personas, era una gran bomba de vacío, Su onda expansiva hirió a sesenta personas y destruyó siete viviendas. Los sionistas habían negado hasta ahora el ataque.

Una nueva bomba

Es la primera vez que una sola explosión causa efectos tan devastadores, según responsables de la seguridad en la Franja de Gaza citados por la web palestina Palestine Information Center.

La gran explosión, que pudo escucharse a más de 20 kilómetros de distancia, la destrucción horizontal causada en los edificios cercanos y las heri- das internas de las víctimas, sin daños externos apreciables, apuntan a que se utilizó un nuevo tipo de bomba. El cuerpo de uno de los muertos fue hallado a 150 metros del lugar de la explosión sin apenas signos de heridas externas. Sin embargo, sus órganos internos quedaron destrozados por la explosión de vacío.

Ayman Taha, un portavoz de Hamas, afirmó que tras la masacre del viernes la lucha contra «la entidad sionista está abierta para todas las opciones». Recordó el revuelo causado por la muerte de una israelí en Dimona y se preguntó «qué dirá el mundo» de la masacre de al-Bureij.