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Los rojillos resucitan a los muertos

Los de Ziganda reivindicaron su fama de equipo-aspirina y sanaron los dolores de cabeza de un Levante muy tocado deportiva y financieramente, pero que supo aprovecharse de la indefinición rojilla a la hora de manejarse después de ir por delante en el marcador

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LEVANTE 2

OSASUNA 1

Natxo MATXIN | IRUÑEA

Fiel a su tradicional línea de equipo perdonavidas, Osasuna volvió a naufragar lejos de su estadio, con el agravante de que su quinta derrota consecutiva fuera de casa se produjo tras ponerse por delante en el marcador y no saber cerrar un partido que se le había puesto claramente de cara.

Los rojillos tienen costumbre de resucitar a sus moribundos rivales y ayer no iba a ser una excepción. Es cierto que el Levante ha mostrado una cierta mejoría en los últimos tiempos, pero hasta enfrentarse a los navarros acumulaba la nefasta estadística de haber ganado dos encuentros de doce en el Ciutat de Valencia, amén de encontrarse inmersos en una complicada situación económica.

De ninguna de esas circunstancias supieron aprovecharse los de Ziganda, ni siquiera de la considerable ventaja de dar primero en el electrónico. Hubo mucho de exceso de confianza en la presumible «debilidad» del rival tras anotar el 0-1 y de pensar que los tres puntos estaban en el bolsillo sin apenas sudarlos, como reconocieron alguno de los capitanes del equipo a la finalización del envite.

La realidad es que Osasuna sólo ofreció su mejor cara cuando el partido ya se había decantado del lado local. Hasta entonces, incluso cuando se adelantó en el electrónico, no había demostrado hacerse acreedor de la victoria por el nivel de juego desplegado. Apenas dos pases seguidos, constantes pérdidas de balón, incapacidad del medio campo para llevar el esférico a las posiciones más adelantadas, lagunas defensivas que a la postre resultarían decisivas y un largo etcétera de deficiencias que, pese al 0-1, justificaban aventurar lo peor si el Levante se ponía las pilas.

Y ello ocurrió. Los de De Biasi, sin nada que perder a la vista de su desesperada situación deportiva y económica, quisieron demostrar a su incansable afición que se merecen el sueldo que reclaman. Por contra, los rojillos se descompusieron en tres minutos -no es la primera vez en la temporada que se vienen abajo al encajar un gol-, escaso periodo en el que tiraron por tierra todas sus opciones, algo que no suena a nuevo este año a los aficionados navarros.

Lo más trágico no fue sólo el resultado -no se tiene por qué ganar obligatoriamente al farolillo rojo de la tabla-, sino la imagen de inconsistencia que destilaron los osasunistas. Frágiles en la zaga, desacertados en ataque, pero sobre todo incapaces de llevar el peso del choque en momentos clave.

El eje de la zaga hace aguas

Osasuna, que repitió once liguero, algo que no llevaba a cabo desde hacía cinco años, ni siquiera mantuvo la línea de sus dos anteriores salidas, frente a Sevilla y Barcelona. Es cierto que estos dos conjuntos, por su mayor capacitación ofensiva, le generaron más ocasiones a los rojillos, pero también es verdad que estos últimos supieron hacer frente con mayor entereza a esa contrariedad.

Ayer, sin embargo, cada acometida de los levantinistas hacía temblar la seguridad defensiva navarra. Sólo los laterales mantenían el tipo, mientras que el eje hacía aguas, pese a que disponía de la inestimable ayuda del doble pivote, muy incrustado en labores destructoras. Una de las razones por las que subir jugado el esférico a las posiciones donde hacer daño al rival no se prodigó precisamente.

El equipo estuvo completamente partido durante la mayor parte de los noventa minutos. Seis jugadores de campo preocupándose de que el Levante no creara peligro, pese a lo cual no se evitó, y otros cuatro abandonados a su suerte para acechar la portería de Kujovic, quienes tampoco estuvieron precisamente acertados.

Ni siquiera los cambios, bastante tardíos, provocaron cierta reacción. Sólo Kike Sola volvió a poner todas sus ganas y poderío físico para complicarle la vida a la defensa levantinista. Delporte no puso ni un sólo centro bueno y Portillo pasó desapercibido, aunque bien es cierto que ambos no dispusieron de los minutos necesarios.

El peor foráneo, sólo igualado por su verdugo

Junto al Levante, Osasuna es el conjunto que más encuentros ha perdido lejos de su estadio, concretamente nueve. Además, sólo los valencianos superan a los rojillos en el negativo bagaje goleador foráneo. Los de Biasi llevan cinco goles y los navarros, sólo siete.

Ziganda: «Está claro que nos ha faltado fortaleza atrás»

A José Ángel Ziganda no le quedó otro remedio que reconocer el mal partido que los suyos habían realizado especialmente en el aspecto defensivo. «Nos ha faltado fortaleza atrás -admitió el de Larraintzar- y le hemos dado vida al Levante, que ha peleado mucho».

Insistiendo en el ello, el técnico osasunista confesó que su equipo no había sabido llevar el control del partido, ya que «tras el empate, nos hemos ido del encuentro, nos ha faltado sangre fría para pensar que todavía quedaba mucho tiempo para conseguir un resultado positivo».

En este sentido, el Cuco explicó que la ansiedad por obtener los tres puntos en el campo del colista pudo ser una de las razones de la derrota posterior. «Pensamos que el empate era poco y ello ha conllevado que tuviéramos cinco minutos locos en los que hemos echado por tierra nuestras opciones», manifestó.

Pese a ello, Ziganda resaltó la actitud de los suyos en ataque, «donde primero hemos tenido ocasiones suficientes para cerrar el partido y después, tras el 2-1, para sacar por lo menos un punto, pero finalmente no las hemos sabido aprovechar».

El preparador navarro eludió hablar de «exceso de confianza» entre sus hombres tras conseguir adelantarse en el marcador del Ciutat de Valencia y prefirió señalar que «tenemos que apechugar con esta derrota, levantarnos lo más rápidamente posible y aprender de estas situaciones».

Precisamente al entrenador rojillo se el interpeló sobre las posibles consecuencias de este doloroso contratiempo, sobre todo en el apartado psicológico. «No sé si esto supondrá un golpe moral, pero la realidad es que a partir de mañana hay que volver a trabajar bien para mejorar ciertas cosas, sobre todo atrás», especificó.

GARA

Raúl García no podrá jugar en El Sadar el domingo

Salvó que Competición diga lo contrario, Raúl García no estará este próximo domingo en el estadio que fue su casa durante dos temporadas. El de Zizur Nagusia fue expulsado ayer tras ver dos cartulinas amarillas después de cometer sendas faltas sobre Javi Martínez y Yeste.

Descartan adoptar medidas de presión

Los jugadores levantinistas leyeron un comunicado a la finalización del partido en el que descartaron adoptar medidas «drásticas o de presión», a la par que mostraron su confianza en las negociaciones llevadas a cabo por los dirigentes del club con representantes del Ayuntamiento.

Veinte minutos para demostrar que tiene hueco

Sola volvió a reivindicarse pese a la derrota del equipo. En los apenas veinte minutos que estuvo en el campo generó más peligro que el resto de jugadores ofensivos. Mandó un balón al larguero y transmite unas ganas que ahora mismo son muy necesarias en el once.

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