La decisión de la junta de eliminar el carné transferible a los socios que han alcanzado ya la edad de jubilación ha levantado ampollas. En primer lugar, porque se trata de una medida que si bien dejó caer el contable de la directiva en la asamblea, no ha sido sometida a votación. En cambio, la supresión del suplemento sí que fue aprobada por la misma en 2002, con más de uno de los directivos actuales presente.

Es comprensible que el club pueda buscar medidas para evitar que haya ciertos agravios, pero no es menos real que quien ha mostrado una fidelidad al club podría recibir algún detalle -que económicamente supone el chocolate del loro comparado con lo despilfarrado con Ocio o llevando el caso Núñez a un juzgado por incontinencia populista- desde la entidad. Un nuevo charco de una directiva que se ha arrogado la presunta misión de levantar las alfombras del club, sin dar con la escoba para evitar más polvo.